Una sentencia niega la propiedad de las naves a 40 empresas de Girona
Unas 40 empresas que ocupan una gran parte del polígono industrial de Vilablareix (Gironès) han recibido con indignación una reciente sentencia que podría suponerles la pérdida de los terrenos y de las naves que han levantado sobre ellos. El polígono era propiedad de una empresa asociada a la firma de transportes Mateu & Mateu, que quebró en 1981. Desde entonces, los terrenos han cambiado de manos en diversas ocasiones hasta llegar a sus actuales propietarios, quienes aseguran que no tuvieron información en el momento de la compra, entre los años 1989 y 1990, de que la propiedad debía ser utilizada para pagar las deudas que dejó la empresa de transportes.Los empresarios mantienen que en el Registro de la Propiedad no había anotación alguna referida a cargas sobre los terrenos y que sus escrituras están en regla y firmadas ante un notario. Tres años después de la compra, la comisión liquidadora de la quiebra de la empresa Mateu & Mateu calificó de ilegal la venta de los terrenos.
La sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Barcelona condenó el pasado mes de noviembre de 1999 a los empresarios a entregar sus fincas a la comisión liquidadora de la firma y unirse a la larga lista de acreedores de la compañía de transportes. La sentencia atribuye "mala fe" a los empresarios en el momento de comprar sus fincas.
"La resolución me parece absolutamente incomprensible porque, además de que se obliga a devolver los terrenos, quieren apropiarse de sus naves, de las obras que han pagado los empresarios y de la urbanización de la zona. Y encima, se les acusa de ir con mala fe", mantiene Josep Pi, abogado de algunos empresarios.
Los empresarios lamentan que el litigio sobre la propiedad del polígono industrial, uno de los más importantes de la comarca del Gironès, les impida efectuar cualquier reforma o ampliación en sus instalaciones, y mucho menos venderlas o alquilarlas. Los afectados han recurrido contra esta sentencia, aunque son conscientes de que una resolución a su favor podría tardar varios años, durante los cuales se ven "atados de pies y manos". "Me parece increíble que después de 20 años de una quiebra todavía estemos apechugando con esta historia y puedan decirnos que estos terrenos no son nuestros", aseguraba ayer la gerente de una de las empresas.
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