Francia entrega a Pakito, antiguo 'número uno' de ETA
El antiguo máximo dirigente de ETA Francisco Mujika Garmendia, Pakito, fue entregado ayer a la justicia española por las autoridades francesas después de que se hubiera concedido su extradición por numerosos atentados en los que se produjeron un total de 26 muertos. El exjefe de ETA llegó al aeropuerto de Barajas poco después de la una de la tarde procedente de París en un avión de la compañía Air France y custodiado por dos policías franceses. La entrega se hizo en el mismo aeropuerto, y el secretario judicial le notificó su ingreso en la prisión madrileña de Soto del Real.
Pakito, de 46 años, vestía camiseta blanca, cazadora azul y pantalón vaquero. Aparentaba estar más delgado que en marzo de 1992, cuando fue detenida en Bidart (Francia) toda la cúpula de la organización terrorista ETA de aquella época, de la que él formaba parte como responsable del aparato militar.Los agentes franceses, que lo traían encadenado de pies y manos como es costumbre en Francia, lo entregaron a policías españoles en la escalerilla del avión. Posteriormente fue conducido a la comisaría del aeropuerto, donde le tomaron las huellas dactilares, cumplimentaron un formulario sobre sus datos personales, le realizaron una revisión médica y le leyeron los derechos. El etarra llevaba 8.125 francos franceses (algo más de 200.000 pesetas) y un equipaje de dos cajas de cartón con sus enseres. Comentó que no tenía ninguna queja del trato recibido por los policías franceses.
Se negó a firmar
La comisión judicial enviada por la juez de guardia, Teresa Palacios, le notificó los procesos que existen contra él y la orden de prisión. Mujika se negó a firmar las notificaciones correspondientes. Llevaba una lista con los nombres de los abogados que piensa designar para que le representen en todos los procesos que tiene pendientes.
Después de cumplimentar todos esos trámites, el exdirigente etarra fue trasladado, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, a la prisión madrileña de Soto del Real, donde se encuentran recluidos otros 25 presos etarras, entre los que destaca el histórico activista del comando Madrid, entregado por las autoridades de la República Dominicana, José Ignacio Arakama Mendia, Makario. Pakito ingresó en el centro sobre las dos y media de la tarde.
Nuevamente fue sometido a los procedimientos rutinarios como toma de huellas, identificación, entrega de un lote con ropa de cama, y otro de material higiénico. Personal del equipo de asistentes sociales le han informado de las características de la prisión y del tipo de vida que se hace allí. Finalmente quedó ingresado en una celda. En los próximos días será citado a declarar en los diferentes juzgados de la Audiencia Nacional donde tiene causas abiertas.
La entrega de Mujika se ha producido la víspera de la reunión que hoy mantendrán en París el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el presidente francés, Jacques Chirac, y un día después de la visita a Madrid del ministro del Interior francés, Jean-Pierrre Chevènement.
El jefe etarra fue condenado a 10 años en Francia por asociación de malhechores y tenencia ilícita de armas en 1997, pero finalmente ha cumplido algo menos de ocho años, incluidos los de prisión preventiva. Ahora se enfrenta a dos docenas de procesos en la Audiencia Nacional, por los que se solicitarán para él cientos de años de cárcel por haber cometido u ordenado 26 crímenes.
Pakito es el segundo miembro de la cúpula etarra, denominada entonces "Artapalo", detenida en Bidart que ha sido entregado a la justicia española.
El primero fue José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, el ideólogo de ETA expulsado de la banda en 1998 tras haber defendido el fin de la violencia y haber criticado a la actual dirección. Txelis fue entregado en noviembre del pasado año y se encuentra pendiente de juicio.
De aquella dirección de ETA, únicamente queda por entregar, aunque su extradición ya fue concedida por numerosos procesos, el jefe del aparato logístico, José María Arregui Erostarbe, Fitipaldi. Su entrega se ha retrasado debido a que Fitipaldi tenía una segunda condena en Francia, impuesta tras ser detenido en 1987 conduciendo una furgoneta cargada de amonal.
Pakito nació el 19 de noviembre de 1953 en Villafranca de Oria, hoy Ordizia (Guipúzcoa). En 1970 inició su militancia en ETA y en 1979 pasó a formar parte de su comité ejecutivo. Por aquella época se le vinculó con la desaparición del dirigente poli-mili Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur.
En 1985 asumió la responsabilidad de dirigir los comandos ilegales de ETA y más en concreto el comando itinerante, integrado por ciudadanos franceses, uno de los más sanguinarios de la banda. Poco después se hacía con el control de la organización terrorista.
Alivio
El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, aseguró ayer, en declaraciones a Radio Nacional de España, que la extradición de Pakito "debe ser un motivo de alivio y de satisfacción".
El ministro expresó su alegría por el hecho de que "la justicia también cae implacablemente contra aquel que en un determinado momento fue el responsable principal de una organización que causó innumerables tragedias".
"Todas las personas de bien hemos de tener la satisfacción de que la justicia se cumple y el Estado francés colabora con el español de esta forma y de esta manera", afirmó el responsable de Interior.
Mayor Oreja precisó que "en la Audiencia Nacional hay causas pendientes suficientes como para pensar que Pakito no estará en libertad en los próximos años".
Por su parte, Rafa Díez Usabiaga, secretario general del sindicato LAB, vinculado al Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), declaró ayer a Efe que la extradición de Pakito "tiene fines electoralistas para el Gobierno español".
Según Díez Usabiaga, que se encontraba visitando en Saint Jean Pied de Port (Francia) a seis integrantes de la Mesa Nacional de Euskal Herritarrok (EH) y otros seis de Abertzaleen Batasuna -la formación homóloga de EH en Francia- que se encuentran en huelga de hambre para reclamar el acercamiento de los presos etarras a Euskadi, la extradición de Pakito "es un acto más dentro de una estrategia que no aporta nada a la solución del conflicto vasco, sino que sólo sirve para certificar la no voluntad de los Gobiernos de España y Francia de avanzar en clave de negociación, diálogo y superación".
"En un contexto político como en el que se vive en el Estado español, es decir preelectoral", puntualizó Díez Usabiaga, "éste es un hecho que se utiliza como mercancía con intereses políticos, en este caso del Gobierno del Partido Popular".
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