El cardenal Martini asegura que quiere retirarse a Jerusalén El purpurado sonaba como futuro papa

Se sabía que el cardenal de Milán, Carlo María Martini, de 73 años, soñaba con retirarse a Jerusalén apenas le fuera aceptada la dimisión como obispo de la diócesis lombarda. Ahora lo confirma el propio purpurado en una entrevista. Martini es uno de los papables más conocidos y apoyados por la prensa italiana, y sus declaraciones no pueden interpretarse al margen de la batalla sucesoria que se desarrolla en la curia.Carlo María Martini ha expresado sus deseos en una entrevista al diario de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire. Martini lleva 20 años al frente de la diócesis de Milán, de la que se hizo cargo por expreso deseo del Papa el 29 de diciembre de 1979. Miembro de la Compañía de Jesús, especialista bíblico e intelectual de alto nivel, Martini asegura que se acerca el momento de ver cumplido su sueño, ya que los 75 es la edad de jubilación oficial de los obispos. El Papa podría rechazar, no obstante, la dimisión. El cardenal piamontés confiesa asombrado hasta qué punto son fuertes los lazos que le unen a Jerusalén. "Tienen una raíz de profundo afecto, es casi un arquetipo de la conciencia. Es una relación que se ha venido desarrollando a lo largo de los años, durante mis muchas estancias en esa ciudad, que comencé cuando era rector del Instituto Bíblico Pontificio y tenía a mi cargo el Instituto de Jerusalén". "De aquella etapa", añade el cardenal, "nace mi sueño de vivir para siempre en la Ciudad Santa, dedicando mi tiempo al rezo y al estudio". En la entrevista, el arzobispo de Milán expresa su "proximidad a los sufrimientos y a la espera de los pueblos que viven allí, empezando por el judío".

La diócesis de Milán celebrará el 13 de febrero el 20º aniversario de la llegada del cardenal a la Lombardia, con una serie de actos religiosos y sociales. Aunque Martini se aproxima a la edad de jubilación, está en perfectas condiciones para acceder a un nivel superior en la jerarquía católica, es decir, de aspirar a la sucesión de Juan Pablo II.