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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La sinrazón de un nombre

Es norma no escrita, pero observada en todos los países con tradición de investigación oceanográfica, dar a los barcos utilizados en ésta nombres bien de científicos que han contribuido al progreso de los estudios marinos (en sentido amplio), bien de especies animales o de lugares relacionados con el mar. En el primero de los casos, como reconocimiento a la labor y para honrar la memoria de aquellas personas; en el segundo, para que sea fácil asociar a los barcos con su actividad.En España se ha hecho así desde que hubo barcos oceanográficos propiamente dichos. Al primero se le llamó Cornide de Saavedra, dedicándolo al autor del primer tratado de ictiología español; a él se fueron uniendo, entre otros, el Jafuda Cresque (destacado miembro de la escuela cartográfica mallorquina medieval), el García del Cid (fundador del Instituto de Investigaciones Pesqueras del CSIC), el A. González de Linares (creador de la Estación de Biología Marina de Santander, el más antiguo centro español de ciencia marina), etcétera, todos ellos investigadores que desarrollaron durante años un muy serio trabajo en el instituto y fueron maestros de varias generaciones de jóvenes científicos.

Siguiendo esta norma ya tradicional, se había pensado llamar Luis Lozano al buque oceanográfico actualmente en construcción. Luis Lozano fue un ictiólogo de primera categoría mundial y un maestro de ictiólogos; su monumental Ictiología ibérica es todavía, al cabo de cuarenta años, una obra de consulta obligada para quien quiera conocer los peces de nuestros mares y ríos; nada más lógico, por lo tanto, que el nuevo barco lleve su nombre. Sin embargo, parece que se le quiere dar el de Vizconde de Eza.

No encontramos razón para que se perpetúe en un barco de investigación oceanográfica la memoria de un señor que fue durante algunos años ministro de Agricultura de Alfonso XIII, una época en la que la pesca marítima era una actividad sin ninguna relación con ese ministerio y a la investigación marina se dedicaban muy pocas personas dependientes de todavía menos universidades o del Ministerio de Fomento, pero no del de Agricultura.

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Lejos de nuestro ánimo discutir los méritos del señor vizconde de Eza, aunque, por lo arriba expuesto, es poco probable tengan que ver con la pesca o la oceanografía.

No obstante, seguro que hay causas sobradas para que el nombre de Vizconde de Eza honre a un instituto de Bachillerato o a un colegio de una población castellana, a un centro de formación profesional agropecuaria o similar, a una institución cívico-social. Sugerimos respetuosamente que se haga así y que el nuevo barco oceanográfico pueda llevar por nuestros mares el nombre de Luis Lozano, orgullo de la ciencia marina española. - y 20 firmas más.

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