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Si vas a Ponferrada, no preguntes por Martínez DANIEL GAVELA

A poco que se complique la cosa, a Ponferrada le va a pasar lo que a Calatayud: puede pasar a la historia por los malos pasos de uno solo de sus habitantes. La Dolores de El Bierzo tiene nombre, pero se le conoce por un apellido: el de un empresario hoy bajo sospecha de la justicia y desde hace muchos años bajo la sospecha de mucha gente honrada, es decir, casi toda la que habita ese pedazo de tierra entre Galicia y León. Cada vez que se producía un sabotaje en una empresa, y han sido muchos en estos años, la gente miraba hacia un lado y un puñado de notables hacia el otro. Y, sin embargo, todos confluían en un mismo punto, un punto berciano, bien es cierto que por rutas divergentes.Donde los ciudadanos ponían sospechas, el alcalde de Ponferrada -por voluntad propia o forzado desde arriba-, el de León y la Junta de Castilla y León en pleno, todos del PP, le colmaban de obras multimillonarias a manos llenas. Donde la gente creía ver a un empresario poco escrupuloso con la libertad en general y con la de la empresa en particular, un sector del empresariado leonés, bien muñido por Cuevas -sus razones tiene-, creía ver al empresario modelo de 1999, solemnemente proclamado ante la presencia de Lucas y su consejera de Hacienda, una más de la familia Martínez, como sabe todo Ponferrada, por lo que se prodiga en sus dominios, incluido su helicóptero. Un Cuevas, defensor teórico de la empresa privada, que nunca compartió el humo de las instalaciones empresariales víctimas de la pólvora y la gasolina, pero sí el humo de los puros de las sobremesas con su amigo Martínez y sus respectivos hijos, ligados por el negocio.

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Donde unos sólo quieren ver al protector dadivoso de Las Médulas, patrimonio de la humanidad, otros no pueden dejar de ver al dueño de la cantera, que está cometiendo el más salvaje de los atentados paisajísticos, a dos palmos del paraje monumental. Y, si no, que le pregunten a Gracia Querejeta, que se las vio y las deseó para evitar que la cantera de Martínez se le metiera en todos los planos de Cuando vuelvas a mi lado rodados en Las Médulas.

Verdaderamente que al gabinete de imagen Sanchís y Asociados le ha salido un buen toro que lidiar, y ojalá que haga un buen trabajo para que, a la vez que limpia de toda sospecha a su cliente, quede fuera de toda duda la meritoria conducta del empresariado berciano.

Nadie cuestiona que Martínez sea el empresario más grande de El Bierzo y, como tal, creador de muchos puestos de trabajo. Son conocidas sus dádivas y sus generosidades -él mismo se encarga de pregonarlas- y eso impresiona mucho al personal. Nadie le discute siquiera que sea el primero en los entierros, donde incluso, con frecuencia, plañe con mucho fuelle. Pero que en una tierra donde abunda la gente emprendedora -empresarios pequeños y medianos que trabajan con éxito para sacar a sus paisanos del agujero negro antes de que el carbón se acabe- él sea el empresario ejemplar es lo que se hace muy duro de llevar, máxime cuando su estilo, pese a un indiscutible cruce galaico-berciano, más bien parece de importación.

Daniel Gavela es periodista.

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