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CiU pide al Ayuntamiento que el parque del Tibidabo funcione en primavera

Convergència i Unió (CiiU) pide al Ayuntamiento de Barcelona que el Parque de Atracciones del Tibidabo abra sus puertas en la proxima primavera, tal como viene haciendo desde hace un siglo. Así lo planteó ayer el presidente del grupo municipal de CiU, Joaquim Molins, al referirse a la compra del Tibidabo anunciada por el alcalde, Joan Clos, la cual, aseguró, le produjo la misma satisfacción que experimentaron los ciudadanos porque "cierra el paréntesis de incertidumbre que planeaba sobre el futuro de un enclave tan singular".El principal grupo de la oposición no sólo tuvo aplausos para esta operación, sino que le sirvió para recordar el estado de abandono en que se encuentra el parque de Montjuïc un año y medio después de que cerrara. Molins deseó un destino mejor para el Tibidabo del que gozan otros puntos de la montaña olímpica de propiedad municipal, tales como el edificio Miramar, los jardines Verdaguer y los alrededores del Mirador del Alcalde, de los que lamentó su situación de abandono.

Para CiU no hay duda de que la continuidad es el principal activo de unas instalaciones tan apreciadas por los barceloneses como el parque del Tibidabo, del que confió que conserve la sala de los autómatas y el avión, que contribuyen a darle un valor añadido que lo diferencia de cualquier otro recinto de atracciones. El interés por la apertura del parque en primavera mostrado por CiU se antepone a cualquier otra consideración respecto a la fórmula empresarial que se elija. Molins lo resumió diciendo: "Nos es igual con quién se gestione, pero queremos que se abra el parque".

Para la oposición está claro que la futura titularidad pública permitirá hacer un uso menos intensivo del que tenía hasta ahora, además de cambiar las prioridades para garantizar el servicio educativo, social y turístico del parque. Molins no quiso comentar lo que significó el paso del financiero Javier de la Rosa por la empresa Grand Tibidabo ni su presunta responsabilidad en la descapitalización de la sociedad. La página más oscura de la historia reciente del Tibidabo la zanjó el edil de CiU con un lacónico: "No quiero hacer ningún comentario".

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