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Un frontón desmontable en Múnich

Como muchos de los grandes acontecimientos, todo empezó con una casualidad. Unos empresarios alemanes se rascaban la cabeza buscando alguna actividad exótica que promocionar; Iñigo Kalzakorta hacía lo propio, esto es rascarse, para extraer el deporte de la cestapunta de su gueto. La serie televisiva Corrupción en Miami, la de Don Johnson, actuó como catalizador y acabó asociando ambas preocupaciones. Los empresarios alemanes supieron de la existencia de la cestapunta en los créditos de la famosa serie, que además de mostrar playas y bañadores, publicitaba el Jai Alai de Miami con espectaculares imágenes de puntistas en plena acción. Los teutones tardaron en descubrir -les informaron en Miami- que en Euskadi se practicaba el deporte exótico que tanto deseaban conocer y explotar. Así, el próximo domingo se escuchará en Múnich, por primera vez en la historia, el impactante sonido de la pelota propulsada por una cesta. En Múnich, donde no existe nada que guarde semejanza alguna con un frontón, donde se va a habilitar una nave industrial para encajar en su interior un frontón... desmontable. Carom Jai Alai, una empresa vasca promotora de la cestapunta, se halla en el origen de tan singular estreno, en el que competirán por parejas cuatro puntistas de Navarra y del País Vasco.

Asociada a dos empresas germanas que organizan todo tipo de eventos, deportivos o no, Carom ha dado forma a una idea de Kalzakorta: crear un frontón que se monta como un mecano, o como un sencillo andamio. "Todo entra en un contenedor y no hacen falta grúas para montarlo. La idea es que quepa en cualquier polideportivo, con lo cual hemos reducido el tamaño habitual de la cancha (de 54 a 36 metros) y empleamos una pelota sintética adaptada a las nuevas medidas del escenario", explica Kalzakorta, quien pretende promocionar su juego extrayéndolo de la frialdad de los frontones al uso para concederle una apariencia más social y accesible, de acuerdo con la imagen de los polideportivos. Algo equiparable a la equivalencia entre el fútbol sala y el fútbol tradicional.

El frontis del escenario desmontable mantiene las características del tradicional para que se mantenga el sonido habitual de la pelota al golpearlo, algo "que impresiona y que no hay que perder", explica Kalzakorta.

Existen dos versiones del frontón de quita y pon: una incluye el suelo y la segunda, la que se empleará en Múnich, se sirve del existente y aporta la pared izquierda y el frontis. La construcción de un frontón tradicional precisa una inversión de 30 millones de pesetas; el modelo desmontable ha costado cinco y su precio menguará si llega a producirse en serie. De momento, empresarios australianos y japoneses se han interesado por el modelo. La exhibición de Múnich será transmitida, en formato documental, a través de las cadenas MTV y Eurosport. La idea, extraída de la televisión, volverá a alimentarse de la pequeña pantalla.

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