"Aquí da gusto y miedo torear"

Llegó desde Granada hasta la estación de Atocha con la maleta atada con una cuerda hace 35 años, en plena negrura franquista, y enseguida se puso a vivir en el barrio de Carabanchel y a trabajar en el mítico tablao Zambra. Allí conoció a sus maestros, y en el Café de Chinitas encontró a la bailaora que hoy es su mujer, Aurora Carbonell. En los dos sitios se hizo amigo de pintores y poetas locos y subversivos, y les enseñó su cante poderoso, sus letras inimitables y sus melismas personalísimos, exquisitos, que no dudó en poner al servicio de la lucha contra la dictadura cuando fue menester. Ahora, Morente vive sobre todo enfrente de la Alhambra, pero mantiene muy abierta su casa del Rastro, situada junto a la calle de Embajadores, que cuando llegó le pareció "la más fea del mundo". No deja de venir aquí a cantar, a grabar, a ver a sus amigos, y ha actuado ya en todos los escenarios posibles del foro, desde el viejo Teatro Real, el Auditorio Nacional o la Zarzuela (donde recibió su Premio Nacional de Música) hasta Las Ventas, el San Juan Evangelista o el Palacio de Deportes, pasando por el teatro Barceló ("tenía una acústica fabulosa, y seguramente por eso lo cerraron tan deprisa"), el Albéniz, el Monumental y el Ateneo (fue muy célebre su concierto allí en 1970, sólo superado en asistencia de público por la visita anterior de un estadista extranjero).

Por cantar en Madrid, Morente ha cantado hasta en la sala Revólver, rodeado de jóvenes con cresta, pero también en la cueva del Candela y en un número indeterminado de coches, ventas, pensiones, callejones, baretos, duchas y garitos de todo pelo. Ahora, por fin, Madrid le reconoce lo que casi todos sabían: que Enrique Morente es uno de los toreros favoritos del foro, un hijo adoptivo más, como en su día lo fueron sus maestros de la vida y el cante, gente como Antonio Chacón, Pepe el de la Matrona, Bernardo el de los Lobitos, El Gallina, Juan Varea o Pericón de Cádiz. Y aunque el cantaor es alérgico a los premios, agradece mucho éste por el nombre que lleva: "Es que la calle de Alcalá, aparte de ser preciosa, es la calle por donde han bajado y subido los mejores toreros después de triunfar en Las Ventas".

Pregunta. Si hay algún premio que Morente merezca, ése podría ser éste, ¿no?

Respuesta. Es un gran honor, el título me gusta mucho.

P. ¿Dónde ha gozado más cantando en Madrid?

R. Hay alguna noche, pero es difícil elegir...

P. ¿Y ha sufrido?

R. Se sufre mucho más que se goza, pero cuando las cosas salen bien duran mucho más.

P. ¿Hay arte y ambiente flamenco en Madrid?

R. No hay una ciudad en el mundo con más arte, flamenco y del otro, que ésta. Sin menospreciar a ninguna: venimos los andaluces y los antiandaluces, y Madrid nos recibe a todos.

P. ¿Qué tal se torea aquí?

R. Da gusto y miedo, se viven sensaciones muy especiales... Madrid, Sevilla y Barcelona son las plazas más importantes...

P. ¿Recuerda algún olé especial?

R. Muchos... Aquí, el olé se dice muy bien, porque hay mucha costumbre de escuchar. Y de ir a los toros.

P. ¿Y cómo fueron sus inicios aquí?

R. Los principios siempre son duros, pero hoy le debo a Madrid todo lo que soy. Siempre la defenderé. Aunque se haya convertido en un mastodonte, conserva el sabor y la nobleza.

P. Creo que aquí se echó novia y se casó, y parece que su padrino de boda fue madrileño.

R. Sí, pero por sabiduría desapareció de la familia, y así se quitó de problemas.

P. ¿Tierno o Manzano?

R. ¡Por Dios y por la Virgen!

P. ¿Madrid o Atleti?

R. Nunca he sido hincha, me hice futbolero con Maradona. Pero mis amigos tiran más pa la izquierda.

P. ¿Zalacaín o el Candela?

R. El Candela es como una parte de mi casa.

P. ¿El Retiro o la Casa de Campo?

R. La Casa de Campo.

P. ¿Un museo?

R. El Prado.

P. ¿Ruiz-Gallardón, melómano, goza con el flamenco?

R. ¿Quién es? ¡Ah! Supongo que le gustará, aunque creo que García Márquez le recomendó que se ocupara más de nosotros.