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BALONCESTO Copa del Rey

Estudiantes se corona en Vitoria

Alfonso Reyes condujo al equipo madrileño a una victoria deslumbrante sobre el Pamesa

Carlos Arribas

Estudiantes, el equipo más equipo, ganó la Copa. Estudiantes, el equipo que más corazones ha conquistado, ganó también la chapa. La final, como el partido de cuartos, como la semifinal, fue una constatación más de que el baloncesto es un deporte, en algún sentido, mágico. Las montañas se mueven, y cómo, y se derrumban, según la voluntad de quien quiera conquistarlas. Cuestión psicológica, que dicen unos. Convencimiento, según otros. Fe y motivación, dicen todos.En la primera parte el asunto, más que nada, fue de sufrimiento y de temor. Más de preguntas sobre las potencialidades del rival que afirmaciones de dominio propio. Pregunta-respuesta. La comunidad de sentimientos, pues eso es lo que es Estudiantes, se martirizaba con cuestiones del tipo ¿y cómo encontramos sitio para Reyes en la zona, si allí se asientan dos colosos de los valencianos en defensa, esto es el desmedido Tanoka Beard y el sencillo Bernard Hopkins? La comunidad de bienes, esto es el Pamesa de los dos mejores americanos, los hombres de acero, se hacía también preguntas prácticas, las mismas que asediaron la víspera a los hombres del Caja San Fernando: algo así como ¿y cómo logramos que estos de Madrid cesen en su perseverancia, dejen de ser tan pegajosos y entiendan de entrada que somos superiores? Y también encontraron soluciones, claro que provisionales.

PAMESA VALENCIA 63 ESTUDIANTES 73

Pamesa: Rodilla (14), Luengo (4), Markovic (5), Hopkins (19), Tanoka Beard (11); Berni Álvarez (5), Albert (3) y Maluenda (2). 22 de 37 en dobles, 3 de 24 en triples y 10 de 19 en tiros libres. 38 rebotes.Adecco Estudiantes: Azofra (8), Aísa (7), Thompson (9), Vandiver (14), Alfonso Reyes (26); FelipeReyes (0), GonzaloMartínez (4), Jiménez (0) y Robles (5). 22 de 38 en dobles, 5 de 17 en triples y 14 de 23 en tiros libres. 36 rebotes. Árbitros: Betancor, MartínBertrán y Llamazares. Lleno. 9.142 espectadores en el Araba Arena, de Vitoria. Alfonso Reyes fue nombrado mejor jugador del torneo.

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La ecuación de la zona los estudiantiles la resolvieron, o creyeron hacerlo, usando de la velocidad, de la contundencia y de la astucia. Por ejemplo: se cierra bien el rebote usando de todas las armas legales dentro de lo visible, eso que dicen contundencia, y entonces, Thompson, normalmente, pues eso, coge el balón y veloz como el rayo, o más, se lo suelta a Azofra. Y llega la astucia: Reyes, sí, Alfonso, el hermano mayor, no está justo bajo la canasta, sino un poco más atrás, y, claro, le llega el balón, pero no lo suelta de entrada, sino que entra en velocidad hacia la canasta, donde ya Tanoka, ya Hopkins, desbordados por la rapidez, le han hecho el necesario hueco. Y así sobrevivió Estudiantes el primer tiempo.

El equipo valenciano tiene una calidad única. Sabe ganar partidos anotando poco, digamos 55 puntos, y sabe ganarlos también marcando, digamos, 81. Pero no le gusta dudar. Sufren contra equipos como Estudiantes. Se desmandan, Pierden su seguridad. Lucharon, se sobrepusieron a esa amarga sensación, transitoriamente, al menos, al final del primer tiempo. Fue cuando Berni Álvarez, el fogoso, tomó el mando. Diluvio de triples. Tres seguidos. Se resquebrajó Estudiantes, se contagió, tun tun triplero también. Error tras error. 33-30 para los valencianos en el descanso.

Segundo tiempo. 20 minutos. Reyes, el mayor, Alfonso, martillo sobre yunque, sigue machacándose contra Tanoka Beard. La roca cruje. El hombre sin nervios, el de la mirada fría y medio adormilada de asesino a sueldo, tiembla. Peor para él: en pocos minutos, en dos jugadas como quien dice, cuatro personales. Liberación estudiantil.

Tres triples consecutivos (Azofra, Robles, el poder del sexto hombre, Aísa) y el marcador se hace brecha. 50-60 a 6.53m. 54-64 a 3.57m., tres minutos después. Regresa Beard. El último suspiro valenciano. A falta de 2m. logran ponerse a 7 puntos. Tranquilos. Gonzalo Martínez lleva la bola, lleva la cabeza. Tranquilos, Reyes, el mayor, Alfonso, está encendido. A 1.30, justo premio a su liderazgo sobre la comunidad estudiantil, captura el ancho pívot el rebote decisivo del partido. El Pamesa tira la toalla. Demasiado para ellos esos chavales de Estudiantes.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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