El Deportivo se inmola

El Deportivo no encuentra fin a su agonía. La victoria de la semana pasada ante el Betis restañó alguna herida pero la solvencia del equipo de Irureta quedó ayer debilitadísima después de caer goleado ante un rival que lucha por eludir los puestos de descenso. El líder se ha empeñado en convertir en victorias las torpezas de sus rivales. Llegó a Valladolid con la opción de dejar al Barcelona a cinco puntos y se fue con sólo dos y con la sensación de que es imposible que vuelva a ser el que fue. Ayer salió al campo con sus líneas tan separadas que desde el comienzo pareció un equipo roto. El Valladolid, que se encuentra en vías de recuperación, se aprovechó y abusó del cuadro clínico del enfermo para cerrar el mejor partido de la temporada.El Deportivo no pudo aguantar el ritmo del Valladolid durante la primera parte sin que el equipo local hiciese nada del otro mundo porque el líder ha comenzado a mirar hacía atrás, los perseguidores se van arrimando un poco más y el miedo a perder crece tanto que la búsqueda de lo que antes era habitual se torna casi imposible porque el equipo que fue durante la primera vuelta ya casi no existe. El centro del campo funcionó solo durante diez de los cuarenta y cinco minutos de la primera parte y arriba no había nadie que se ocupase de fabricar las ocasiones en solitario con lo que el Deportivo se quedó en la mediocridad con la que ha saldado todos los viajes desde que comenzó el año.

La pinta que se le puso al partido desde su inicio le iba al Valladolid como un guante. Los resultados de sus rivales de la zona baja le obligaban a algo más que un empate y tenía delante un equipo más obligado todavía. La respuesta del Valladolid fue poner cara de visitante y la estrategia salió bien, tremendamente bien.

Antes y después del gol de Caminero la defensa del Deportivo se había vuelto loca persiguiendo las diabluras de Victor y Torres Gómez por la banda derecha con Caminero incorporado a la fiesta. El Valladolid se adelantó en el marcador y paso a dominar el choque en toda su extensión porque a partir de ahí al Deportivo le tocaba hacer algo que no había querido hacer durante todo el partido.

El descanso no cerró las heridas porque Irureta no hizo cambios y porque el Deportivo no funcionaba. Modificó levemente su actitud el equipo gallego y por momentos encerró al Valladolid en su área pero el primer tiro entre los tres palos no llegó hasta que Turu Flores estuvo en el cesped. Para entonces, el Valladolid había consolidado su victoria. La expulsión de Flavio había debilitado el centro del campo gallego y lo había convertido en una línea inexistente y Víctor y Torres Gómez se habían ocupado de poner otros dos goles que hacían la derrota más penosa y que vuelve a poner en cuestión la solidez del cuadro de Irureta.