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Tribuna:DÍA A DÍA
Tribuna
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Porrats a Russafa

El nombre de Russafa nos trae rumores de Siria y la jornada de hoy recuerdos de Iraq. Hace nueve años empezó, teletransmitida en vivo directo, la guerra del Golfo, cruzada madrastra de todas las batallas; unos cien aliados encontraron la eternidad y casi doscientos mil iraquíes subieron al séptimo cielo; dudo que les funcionara la intendencia paradisíaca, no habría huríes para tantos; por más maternal que fuera, al amarla nuestro padre imperial, no creo que trajera soluciones, igual empeoró los problemas, como suele ocurrir en estas hazañas, montada para heroísmos de soldados por gloriosos blindados generales laureados.Hasta la épica Conquista del XIII, con más pactos que combates, sin otras tecnologías que las apariciones virtuales de sant Jordi, destruyó edenes como la Russaffa (en árabe jardín), de Abd Allâh Al-Banasî, imitación de la cordobesa de su padre Abd al-Rahmán I, copiada de la almunia que la familia poseía en Siria: "Es uno de los más bellos lugares de placer del mundo", según el poeta al-Sagundí. Pero el 1238: "Se ha perdido la Russafa, que con deleite encantaba nuestros ojos. En las mezquitas, ahora iglesias, la llamada a la oración se ha hecho vuelo de campanas", lloró Ibn al-Abbar. Hoy las campanas de la rosâfa festejarán a san Valero -hoy, tres Valeros fabulosos- y su porrat -lo que hem guanyat en set fires ho perdrem en un porrat-, obispo del IV de Zaragoza, botijós -como Moisés, el niño balsero de Egipto-, exilado, mientras martirizaban a su diácono Vicente, ambas devociones leridanas y, por ello, con parroquia en el campamento del Conquistador en que capituló Valencia; tierra del ganxo y de los esforzados pesadores de la Albufera: La vida del peixcador/ també te la sé cantar, / el dissabte cap a casa/ i el dilluns cap al Palmar.

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