La asamblea del Instituto Nacional de Meteorología reprueba por unanimidad la gestión de su director
La asamblea de funcionarios del Instituto Nacional de Meteorología acordó ayer por unanimidad la reprobación del director, Eduardo Coca, así como de todo el equipo directivo. El salón de actos del instituto se llenó al completo -unas 200 personas- para someter a votación la censura de la dirección, así como la elaboración de un escrito en el que se detallarán los motivos. La asamblea se ha dado un plazo de una semana para este documento, que, una vez sometido a su aprobación, se enviará al presidente del Gobierno, José María Aznar. El malestar de los meteorólogos con la gestión del equipo directivo del Instituto Nacional, encabezado por Eduardo Coca, se plasmó ayer en una votación unánime de reprobación al término de una asamblea. Algunos asistentes recordaron que una asamblea tan concurrida como la de ayer fue precisamente la que forzó hace más de 20 años la conversión del Instituto Nacional de Meteorología en un organismo civil. Hasta entonces era militar.
Eduardo Coca ha rehusado hacer ninguna manifestación al respecto, según el portavoz del instituto, José Luis Martín.
Los 200 asistentes (casi la mitad de la plantilla de la sede central del instituto) secundaron la reprobación porque creen que el Meteorológico navega sin rumbo ni objetivos, y sin liderazgo. "Cada director hereda una mala situación y, en lugar de enderezarla, la empeora. Esto no es de ahora. Viene de atrás, de la etapa del PSOE. Ahora se ha acentuado", decía un funcionario.
"El peso del instituto en el panorama meteorológico mundial ha decaído; no hay dirección que le represente como es debido, y de esto no sólo tiene culpa el director, sino todo su equipo de asesores", añadió Juan María Cisneros, quien confesó que, al tener 64 años y estar a punto de jubilarse, quiere hacer algo por la institución antes de marcharse. Cisneros desmintió que el fenómeno de los aerolitos haya provocado esta acción reivindicativa: "Con una tontería, con una pajita, no se agravan los dolores de la gran llaga".
La llaga que duele en el Meteorológico es la escasa posibilidad que tienen sus funcionarios de promoción, resuelta muy esporádicamente con concursos "camuflados", según Cisneros. El sistema de atención a los usuarios, para el que no se ha logrado habilitar cauces que permitan a la sociedad (universidades, medios de comunicación, empresas) acceder al gran banco de datos que posee, gracias a su tecnología punta, compartida con los institutos meteorológicos de otros países.
En cuanto a la eficiencia de la predicción meteorológica, los propios predictores aseguran que es de calidad, aunque mejorable.
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