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Entrevista:TONI ALBÀACTOR Y DIRECTOR DE TEATRO

"El teatro es donde el actor se la juega, no caben las trampas"

A Toni Albà (Vilanova i la Geltrú, 1961) no le matará el aburrimiento. A lo largo de su trayectoria artística ha trabajado como actor y director en una larga lista de obras teatrales, entre ellas montajes de Tricicle, ha protagonizado incursiones en cine, y en televisión en series como Canalone de Canal +. Albà presenta el sábado y el domingo en el Teatro Principal de San Sebastián (20.00) Cierra la puerta que tengo Freud, un espectáculo ácido que invita a reírse de los complejos del ser humano. El montaje está inspirado en textos encargados a autores como Tonino, del programa televisivo Caiga quien caiga, o Xevi Aranda, guionista de radio y televisión. Pregunta. ¿La comedia es el género teatral por excelencia?

Respuesta. Para mí sí, la comedia es un género inmenso. La vida ya es bastanta trágica como para afrontarla desde el drama. Sólo con poner los telediarios te coge la depre; unos granitos de comicidad dan más humanidad.

P. ¿Se puede uno burlar de todas las cosas?

R. Pienso que es lícito reírse de todo, primeramente de uno mismo, pero siempre hay que cuidar las formas, ponerle la puntilla de sutileza, cariño o delicadeza, para que nadie pueda ofenderse. El problema es cómo conseguirlo. A eso nos dedicamos y juro que no es nada fácil.

P. Tiene un extenso currículo tanto en teatro, como en cine o en televisión. ¿Se considera ante todo un hombre de la escena teatral?

R. Sobre todo.

P. O sea, que quiere jubilarse como actor de teatro.

R. No, jubilarme nunca. Me gustaría que me cogiera un ataque al corazón en pleno escenario o después de una buena función con 147 años... Fuera de bromas, pienso que en el teatro es donde el actor se la juega, donde hace el oficio, en directo, sin posibilidad de trampas. El cine y la televisión son lo mismo, pero cortado, esperando entre escena y escena, sin ese público tan necesario, pienso yo.

P. ¿Cómo se dirige uno a uno mismo?

R. Soy insoportable, el último en aprenderme los textos porque estoy con el ojo fuera del espectáculo, siempre controlando. Pero empecé a dirigir por casualidad porque hacía falta alguien que estuviera detrás de un espectáculo. Les gustó y ahí sigo, aunque con el estilo de teatro de creación que hacemos, me encuentro haciendo al mismo tiempo de autor, de director y de actor.

P. ¿La experiencia mata el miedo escénico?

R. Sí. El que diga que antes de una actuación no tiene miedos o nervios, miente. Lo que pasa es que con los años aprendes a exorcizar ese miedo y lo canalizas hacia la energía o la tensión corporal que son necesarias para un espectáculo. Y a las dos primeras frases por fin respiras y te sientes navegando en tu terreno.

P. El teatro independiente catalán es uno de los más sólidos de España. ¿Donde está el origen de esta realidad?

R. Hubo una tradición de teatro libre en un determinado momento. Entonces nació Els Joglars, por ejemplo, la compañía más antigua de España. Pero tenía que ser teatro de creación porque no había sufientes dramaturgos o estaban desfasados. Además, por el momento político, no se podía hacer teatro en catalán y entonces se recurría al mimo. Casi todos, Tricicle, Comediants,... empiezan a partir de ese no poder hablar y buscan otras fórmulas de expresión. Supongo que hoy estamos aquí porque ha continuado la tradición.

P. ¿Cómo juzga la política de programación teatral?

R. ¿Qué política? La veo muy ausente por varias razones. Pienso que de momento debería terminarse el asunto de las subvenciones a las compañías porque sería más interesante que ese dinero se invirtiera en crear infraestructuras y en programaciones. Hay muchas ciudades en donde sólo se hacen espectáculos una vez al mes y eso es tristísimo. Las capitales tendrían que tener una programación casi diaria.

P. Pero tampoco se programa si no hay demanda. ¿La cultura teatral ha alcanzado la madurez necesaria?

R. Todo viene ligado. Pero pienso que ya somos mayores de edad democráticamente hablando y tenemos que darle alas al asunto y ser realmente europeos. Hay un montón de ciudadanos que están esperando a que se programen cosas en el pueblo y como sólo son 10.000 habitantes, no se les oferta nada. Se han hecho muchísimas cosas, sobre todo el Gobierno anterior, el socialista, pero aún faltan cosas.

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