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Los conservadores de Austria negocian formar Gobierno con la ultraderecha de Haider

Por primera vez se plantea de forma concreta la entrada de la extrema derecha en el Gobierno de Austria. El Partido Liberal (FPÖ), del populista Jörg Haider, marcado por el discurso racista de la ultraderecha y que en las elecciones de octubre se convirtió en la segunda fuerza más votada, comenzó a negociar ayer con el conservador Partido Popular (ÖVP) para intentar formar una alianza y adelantarse así al partido sociademócrata (SPÖ, el más votado), que anoche reconoció su imposibilidad de formar un Gabinete de minoría, como le había encargado el presidente de Austria.

Haider y Wolfgang Schüssel, jefe del ÖVP, se mostraron satisfechos tras la pirmera reunión de anoche. Según dijo Schüssel, con el asentimiento de Haider, una clara línea a favor de la Unión Europea y de su ampliación al Este -temas atacados desde la oposición por los ultraderechistas- serán puntos claves para la nueva alianza. Según el lider conservador, un político como Haider, tanto tiempo en la oposición, tendrá que cambiar de estilo una vez en el Gobierno. Haider aseguró que, "por supuesto, el FPÖ se va a atener a los principios básicos de la República". Consciente de ser él quien puso en jaque la política del país, el lider del FPÖ opina: "Por querer aislarnos, los socialdemócratas han acabado en un callejón sin salida". Y de hecho, anoche, en una entrevista televisiva, el canciller en funciones, Viktor Klima, jefe del Partido Socialdemócrata, reconoció que no va poder formar un gobierno en minoría. "No sería responsable proponer esto [el gobierno minoritario] al presidente y al país", dijo Klima, aunque precisó que la decisión final corresponde al presidente.

El presidente de Austria, Thomas Klestil, aunque siempre había advertido que el país necesitaba un Gobierno "estable y de amplia base parlamentaria", que gozara de respeto a nivel internacional, aceptó el viernes que el socialdemócrata Klima procurara formar un Gabinete de minoría. Pero, como anunció Klima, no hay apoyo parlamentario para poder formarlo.

Austria no logra formar un nuevo Gobierno desde el fuerte impulso que consiguió el FPÖ en las elecciones del pasado 3 de octubre. Mediante una campaña xenófoba y racista, la ultraderecha superó por 400 votos al conservador ÖVP y se convirtió, con más del 27% de los votos, en la segunda fuerza política del país. Los socialdemócratas, decididos a no pactar con Haider, intentaron sin éxito ponerse de acuerdo con el ÖVP para reanudar la coalición que gobierna Austria desde hace 13 años. Pero fracasó.

El proyecto sucumbió por la intransigencia de ambos partidos ante una agenda de gobierno en la que los conservadores exigían la cartera de Finanzas y medidas de ahorrro presupuestario no toleradas por los sindicatos.

La Constitución austriaca prevé como responsabilidad del jefe del Estado delegar la formación del Gobierno. Klestil, procedente del flanco democristiano, prefirió la alternativa socialdemócrata antes que dar luz verde a Haider. Para la imagen del país en el exterior -ya lo anunció Israel-, podría ser nefasto que accediera al Gobierno este polémico personaje de 50 años y apariencia juvenil, que más de una vez citó a Churchill y no a Hitler como al más malvado del siglo XX, que elogió la política laboral del III Reich y a los veteranos de la Wehrmacht, que acusa a los extranjeros de provocar el desempleo en Austria -país con sólo un 4% de paro- y atiza miedos de la población ante la ampliación de la UE.

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En la retaguardia

Pero Haider, hábil estratega, puede ahorrarle a Austria el papelón. De hecho, acaba de anunciar que no quiere ser canciller de la República. El hábil estratega prefiere permanecer de momento en retaguardia en el Estado federado de Carintia, donde él es jefe del Gobierno regional. Sería Schüssel quien asumiera la cancillería.

De todas formas, las cartas no están echadas todavía. El presidente Klestil no se ha pronunciado acerca de la combinación entre ultraderechistas y conservadores, y todavía no se puede descartar que fracasen las negociaciones entre ÖVP y FPÖ. Haider dijo que serán conversaciones "muy difíciles" porque no está dispuesto a aceptar todos los puntos de la agenda fraguada de antemano entre conservadores y socialdemócratas. Si funciona el pacto entre ultraderechistas y conservadores, debería estar listo a más tardar en 10 días. De lo contario, Haider no descarta "tolerar un Gobierno de minoría a fin de preparar las elecciones anticipadas".

Según un sondeo del Instituto IMAS, el 32% de la población austriaca está a favor de una coalición entre FPÖ y ÖVP. Sólo el 17 % aprobaría un Gobierno socialdemócrata de minoría.

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