La familia del joven muerto en la N-I rechaza que fuera un 'kamikaze'
Juan Rafael Cabrero González, el conductor de 25 años que falleció la mañana del domingo tras chocar con un taxista en la carretera de Burgos (N-I), no era un kamikaze. Así lo afirmó ayer el portavoz de la familia, Manuel Guedán, que asegura que el joven se metió en sentido contrario porque el kilómetro 23 de la autovía "está mal señalizado".El accidente ocurrió el domingo a las 8.40, cuando el Citroën Xsara que conducía Cabrero chocó frontalmente contra el Seat Toledo a cuyo volante estaba el taxista Antonio Sanz de la Fuente, de 58 años, y que falleció en el acto. Según la Guardia Civil, Cabrero había conducido más de 700 metros en sentido contrario por los carriles de salida de la N-I. Como consecuencia del choque, también resultó herido leve el hijo mayor del taxista, de 31 años. Sufría esguince de cuello y heridas en la pierna. Una UVI móvil del 061 trasladó a Cabrero al hospital La Paz, de la capital. A las cuatro falleció por traumatismo cranoencefálico grave y las numerosas heridas que sufría.
El portavoz de la familia explicó que el joven había ido a celebrar el cumpleaños de un amigo a Talamanca del Jarama (a 46 kilómetros de la capital). Sus padres habían vivido allí durante muchos años y tienen una casa en el pueblo. La fiesta comenzó por la noche. La víctima se marchó de la celebración a las cinco de la madrugada. Cuando llegó a la gasolinera del kilómetro 23 de la carretera de Burgos decidió parar a comer un emparedado y a dormir un rato, según comentó a sus amigos.
Salida mal señalizada
Tres horas después, Juan Rafael reanudó la marcha hacia Madrid. Su horario de entrada al restaurante donde trabajaba era a la una de la tarde. Según la versión del portavoz familiar, la salida hacia Madrid desde la gasolinera está mal señalizada. "Hay que pasar por un camino de tierra para meterse en la vía de servicio. Al no estar bien delimitado, se pudo confundir de camino", señaló Guedán.
El portavoz familiar asegura que los empleados de la estación de servicio comentaron ayer que ya ha habido en ese punto tres accidentes mortales. "Nos han dicho que, sólo 48 horas antes, una mujer se metió por el camino equivocado y que los propios trabajadores de la gasolinera tuvieron que avisarla a gritos", explicó Guedán.
Todas estas circunstancias han llevado a la familia a negar "cualquier intento de suicidarse o matar a nadie". Juan Rafael estaba preparándose para ser bombero y "tenía mucha ilusión de vivir".
Guedán también criticó la tardanza de la Guardia Civil de Tráfico y del hospital La Paz en comunicarles su fallecimiento. La voz de alerta la dieron sus jefes, que llamaron a los padres alrededor de las dos de la tarde porque no había acudido al restaurante donde trabajaba.
"La familia", concluyó, "quería haber donado los órganos, pero los médicos dijeron que ya no se podía, porque había pasado demasiado tiempo". El joven será enterrado a la una de la tarde de hoy en el cementerio de la Almudena.
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