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La pimienta valenciana

PACO MARISCAL

Qué tontería bizantina lo del voto útil o inútil. Parece como si pretendiesen reducir la política a la aritmética, tantas veces aleatoria, de los resultados electorales. Todos los votos son útiles porque la papeleta posibilita entre la ciudadanía la manifestación de sus preferencias ideológicas, preferencias por una actividad pública concreta en el ámbito del gobierno o preferencias, incluso, por unas determinadas personas para ejercer dicho gobierno. La manipulación o compra del voto tiene otro cante; y la abstención, otra copla inútil, sobre todo la que se motiva en la indiferencia o la comodidad a la hora de acudir a la urna.

Claro que aquí, que tenemos de todo, algunos políticos pierden estos días sus posaderas predicando sobre el voto útil, que es el que les beneficia, y del voto inútil, que es, según su criterio, el que se desperdicia. Y, en democracia, si se participa no se desperdicia nada. La sutil distinción que hacen los dirigentes del PP mirando de soslayo a grupos como Unión Valenciana y autoproclamándose "nacionalistas moderados", es divertida. En la izquierda mayoritaria, la del PSOE guión progresistas, la distinción es una cuestión de bizqueo político, particularmente cuando dirigen la mirada hacia los votos del Bloc o hacia esa posible Entesa al Senado de Esquerra Unida.

Ese otro día el candidato de "guión progresistas", Josep Albert Mestre, se despachaba hablando de la inutilidad del voto al Bloc o a la posible Entesa, y calificaba a esas dos formaciones de "floritura", es decir, de adorno en el canto según la terminología musical. No. No era maledicencia sino estrabismo. En busca del acomodo y del voto útil, estos próceres desvían los ejes de la vista y no distinguen la pimienta, por diminutos que sean sus granos, en la cocina de la política.

Y la pimienta, como casi todos partidos minoritarios en los países de nuestro entorno, es una humilde baya rojiza con semillas aromáticas y picantes, que sirven para condimentar las carnes rojas, las carnes de caza, las hortalizas y los guisos. También los guisos de la derecha democrática y las carnes socialistas o socialdemócrata. Josep Albert Mestre, de "guión progresistas" hubiese debido de leer las propuestas ideológicas y de actuación que ha difundido el Bloc: caería a la peor en la cuenta del número infinito de coincidencias que hay entre esas propuestas y el proyecto de los del "guión progresistas"; hubiera podido incluso criticar algún aspecto de las propuestas del Bloc, como pueda ser tanta alusión a la soberanía en un País Valenciano e hispánico tan interdependiente. Pero no; se quedó en la verborrea del voto útil o inútil.

Aunque ese canturreo del voto útil o inútil desestima y excluye a la pimienta o a cuanto los partidos minoritarios, las preferencias ciudadanas minoritarias, representan. Y sin esos grupos políticos que responden a una realidad social, la vida pública se empobrece o se falsifica, y eso es más grave que perder o ganar unas elecciones, que obtener o no escaño, que los resultados de unos determinados comicios, en cuya aritmética siempre puede haber un elemento aleatorio. ¿Hubiesen las grandes formaciones políticas europeas incluido en sus programas una actuación medioambiental si no hubiesen aparecido con anterioridad los votos inútiles de verdes y ecologistas? Eso es cuanto importa, como importa que las decenas de miles de votos del Bloc nos recuerden que somos valencianos, aunque no sabemos cómo.

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