La Polla se niega a evolucionar tras 17 años haciendo 'punk rock' El grupo de Salvatierra ha editado su decimoquinto disco
El pasado viernes visitaba Euskadi, Trans Am, un grupo que basa su propuesta en la continua experimentación y que no cesa de buscar nuevos sonidos. La investigación es su razón de ser, y su caso no es una excepción. Sin embargo, otros conjuntos recorren una y otra vez el mismo camino, sin adentrarse en los senderos que en él desembocan. Así sucede con La Polla, quinteto alavés que desde 1983 apuesta por una fórmula muy concreta. Y, de momento, no entra en sus planes renunciar a ella.
"No hacemos caso de esas cosas, pero si dicen que somos inmovilistas será verdad. Además, esto es lo que sabemos hacer y ya no es tiempo de cambiar". Con tan patente sinceridad da la razón el cantante Evaristo a quienes acusan de inmovilismo a La Polla. Y es que lo de investigar nuevas músicas, no va con ellos. De hecho, no les apetece. "La verdad es que no. Nosotros nos juntamos en el local casi todos los días y hacemos lo de siempre".Efectivamente, su décimoquinto elepé, Toda la puta vida igual (Maldito Records) puede tildarse de continuista, toda vez que el conjunto de Salvatierra forjó ya en sus primeras entregas discográficas una propuesta claramente identificable y profusamente imitada: ritmos acelerados, guitarras rockeras, espíritu punk y letras muy ácidas y explícitas. Lo que ellos llaman "rock and roll acelerado".
Concretamente, en esta ocasión La Polla se atreve a cantar un tema en euskara (Shanti), se mueve en la difusa frontera que separa el punk rock del hardcore en Puedes ser idiota, plasma odas al rock and roll, incluye alguna de sus sempiternas blasfemias, invoca el espíritu combativo de su generación y parodia la represión y la tortura cantando "la democracia funciona", como lo harían los niños de San Ildefonso. Así, afán crítico y sentido del humor aparecen diseminados, a partes iguales, en 20 canciones presentadas bajo un título genérico que, por lo visto, no tiene una especial razón de ser: "No hace referencia a nada en especial, es una frase que se puede referir a muchas cosas y eso es lo que nos gusta".
La Polla Records (ese era su nombre original) irrumpió en el mercado discográfico hace 17 años y protagonizó una de las páginas más brillantes del llamado rock radikal vasco, un movimiento convulso y una época que les encumbró. Aunque no por ello la añoran. "Pues la verdad es que no. Aquellos años pasaron, ahora hay otro momento y hay que vivirlo", asegura Evaristo antes de referirse a la evolución que ha experimentado la escena musical vasca. "Ha cambiado a mejor. Ahora hay mogollón de grupos, cualquier chavalico tiene el suyo, hacen diferentes músicas y lo hacen de puta madre".
Ése es el nuevo escenario en el que ha de desenvolverse un grupo que defiende su vigencia, su distancia del anacronismo, esgrimiendo que a sus actuaciones acude gente "básicamente joven".
Ese reciclaje parece augurar larga vida a La Polla, pero sus miembros no albergan ninguna aspiración desmedida, de ahí que sólo hayan pedido dos cosas a los Reyes Magos: "Primero salud. Luego, que nos vayan las cosas como hasta ahora. Ni subir ni bajar".
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