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El vestuario se vuelve a alborotar

Xosé Hermida

El fútbol disfruta repitiéndose a sí mismo. Y si hay una verdad que permanezca inalterable en este deporte al paso de los años y de las modas es la de aquel principio que reza que la victoria tiene mil padres y la derrota ninguno. Cuando el Deportivo entró en racha y alcanzó el liderazgo en los meses finales de 1999, la gente se sorprendía de que un vestuario que en los últimos años había acreditado sobradamente su fama de conflictivo pareciese de repente una apacible balsa de aceite. Pero, finalmente, todo resultó ser un espejismo. Porque en cuanto vinieron mal dadas, el vestuario se ha vuelto al alborotar y parte de la plantilla ha mostrado su disgusto con el técnico Irureta. El primer problema surgió con Djalminha, cuya tormentosa relación con Irureta ha engordado el parte de incidencias en el último año. El brasileño se pasó el último partido en Vitoria frente al Alavés increpando a sus compañeros. El detalle molestó a Irureta, y tanto él como su ayudante, Francisco Melo, mantuvieron charlas con el jugador para recriminarle por su actitud.

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Pero luego fue el propio técnico el que abrió brecha. Desde que el Deportivo entró en su etapa negativa, Irureta ya advirtió más de una vez de que sus jugadores deberían esforzarse más sobre el terreno de juego. Esta semana el técnico fue mucho más lejos. En una entrevista con el diario Marca, Irureta puso en duda que la plantilla del Deportivo sea tan amplia y potente como se dice a menudo, y se quejó del rendimiento de algunos suplentes habituales a los que tuvo que recurrir últimamente debido a las bajas.

Las palabras del técnico sentaron como un tiro a la plantilla. Algunos de los supuestos aludidos, como Jaime, no se recataron en criticarlas públicamente. El viernes, la plantilla se reunió a solas en el vestuario y luego mostró a Irureta su enojo.

Gobernar un vestuario tradicionalmente conflictivo ha sido una de las principales preocupaciones de Irureta desde su llegada a A Coruña. Ese intento de buscar un grupo más manejable fue el que le animó a reducir el número de extranjeros y fichar más españoles. En general, el ambiente ha mejorado, pero las relaciones del técnico con algunos futbolistas importantes nunca han sido demasiado amistosas. ¿Preocupante para el futuro? Todo dependerá de los resultados, porque el humor del vestuario también se mueve por rachas.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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