Nacionalismo
FRANCESC DE P. BURGUERA
Pero moderado. Según el presidente Zaplana, el PP valenciano ha asumido el compromiso "de representar el sentimiento nacionalista moderado". ¡Menos mal! Porque el presidente Aznar se ha lanzado con tal arrojo y valentía a defender el nacionalismo -español, por supuesto- envuelto en la bandera roja y gualda y con la mano levantada aireando la Constitución, que mucho me temo que dentro de nada, aquí existe el peligro de que nos vuelvan a correr a "españazos". El presidente Aznar ha sacado la espada y se ha aprestado a la lucha contra los nacionalismos disgregadores ofreciendo, frente a los mismos, el nacionalismo integrador. Este muchacho de Valladolid quiere salvar a España. Y está poniendo tanto entusiasmo en el empeño que está dispuesto a no dejar títere con cabeza. Aquí todos son iguales. El candidato socialista, Joaquín Almunia, no es el candidato del PSOE sino el candidato de los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya. El PSOE no tiene un proyecto de España. Al primer ministro, señor Aznar, le preocupa el proyecto de España. A este cristiano que escribe estas líneas, cuando oye hablar a alguien de la derecha española más carpetovetónica -quiero decir, más auténtica- que tiene un proyecto de España se le abren las carnes y los pelos se le ponen como garfias. No digamos si se apela, como dogma intocable, a la unidad de España. "Amagueu els 'patos' que venen els de sempre!".
Empezaba uno el bachillerato cuando en la prensa valenciana se podía leer cosas como ésta: "En la unidad de España, nuestra misión (la de los valencianos) es estar con todos, pero particularmente con Castilla. Nos atan a ella los ríos y los versos. La Geografía y la Historia. Y a Castilla le ata al Levante el mar, es decir, el Imperio... Y esto nada ni nadie lo sintetiza como el Cid... Somos la Valencia del Cid". Han pasado sesenta años desde entonces. Sería un poco "chungo" -por moderar los calificativos- que a estas alturas volviesen a querer "salvarnos" con estos "argumentos".
Aquí, todos tenemos un "proyecto de España". Pero si de lo que se trata es de imponer el "proyecto" de siempre, aquel que se basa en el concepto vertical "menéndezpidaliano" y éste se acepta como un dogma, difícilmente vamos a entendernos. Pero es el proyecto que el señor Aznar y sus huestes, sin duda, acarician: el nacionalismo español radical y dogmático. Por eso es muy de tener en cuenta que el presidente Zaplana hable de un "nacionalismo moderado" representado por el PP valenciano. Sería muy de agradecer que el nacionalismo moderado del PP valenciano que el señor Zaplana lidera, sirviese de contrapeso, con su moderacióm, al nacionalismo radical español del presidente Aznar.
-Perdone, cuando el señor Zaplana habla de "nacionalismo moderado" se refiere al nacionalismo valenciano no al español. Usted es que no se entera.
-¡No me diga! ¿También quiere vendernos el señor Zaplana que es nacionalista valenciano, aunque sea con moderación? Este presidente lo quiere ocupar todo. Igual que don Teodoro Llorente a quien acusaban de querer serlo todo en los Jocs Florals: la reina, el mantenedor y el poeta premiado. En fin, voluntad, por lo visto, no le falta. Que sea para bien.
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