Autoridad
ESPERANZA PELÁEZEsto de la batalla electoral no sólo es un castigo para los sufridores en casa. En el PP de Málaga, antes de que empiece la carrera ya han rodado unas cuantas cabezas. La alcaldesa, Celia Villalobos, ha logrado dejar en la cuneta de las listas a buena parte de sus enemigos en el partido. Si la ejecutiva provincial de su partido lee el Diario Málaga, seguro que alguno recurre a Lorenzo Zotano, un empresario de Estepona que proclamaba esta semana desde sus páginas el poder curativo de las piedras. "La aventurina", dice, "está indicada para el estrés. El ojo de tigre proporciona fuerza interior, el ónix está indicado para la depresión". Pues nada, una de cada por barba y a ver qué tal.
Y es que eso de asegurarse el puesto genera una inseguridad... En cambio, el alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, uno de esos populares que se quedó en tierra cuando lo del viaje al centro del partido, no parece sufrir ninguna crisis de autoridad. Él ya volvió a asegurarse en junio el sillón de alcalde, y ejerce el poder sin contemplaciones. Fernández Montes es uno de esos nostálgicos impenitentes de los tiempos pasados.
Por eso no entiende que los bomberos de su municipio lleven cinco años dándole la vara con la cosa del diálogo. Los funcionarios han llegado incluso a desnudarse en un pleno para pedirle una entrevista porque dicen que no pueden desempeñar su labor como es debido con la escasez de medios que padecen. Pero ha sido peor. Por toda respuesta, Fernández Montes ha expedientado a los 31 bomberos que participaron en la indecente protesta, y a José Luis Rivas, el sargento que encabezó la revuelta, lo ha suspendido de empleo. Hombre, es que no son formas. "Me increparon con un micrófono a menos de 20 centímetros del oído", se queja el regidor. Y qué decir del striptease: "Además de un acto obsceno, con menores delante, fue irrespetuoso y de menoscabo a mi autoridad", proclamó por toda explicación a su severa medida. La autoridad, que no se la toquen.
Porque Fernández Montes tiene una manera muy peculiar de entender cosas como la democracia o la igualdad de los sexos. Por ejemplo, ha organizado una velada de boxeo en beneficio de las mujeres. La oposición municipal consideraba que había otras formas de luchar contra los malos tratos y la discriminación, pero quizá viendo cómo se las gastan algunos todavía, lo mejor sea aprender a boxear.
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