Doble convocatoria

El presidente del Gobierno, José María Aznar, disolvió ayer las Cortes Generales y convocó elecciones legislativas -las octavas de la democracia- para el próximo 12 de marzo. Lo mismo había hecho horas antes el presidente andaluz, Manuel Chaves, en el ámbito de esa comunidad para que los andaluces elijan en la misma fecha a los diputados del Parlamento autonómico.Una vez que el portavoz del Gobierno, Josep Piqué, anuciara hace tres semanas el 12 de marzo como fecha más probable para las legislativas, había pocas dudas de que Chaves haría coincidir las autonómicas en esa fecha. Sin duda, el interés de los socialistas era que coincidieran ambas citas electorales ante el posible efecto de arrastre que las autonómicas puedan tener en las generales, dando por supuesto que Chaves repetirá su triunfo de 1996, cuando aventajó en medio millón de votos a su adversario del PP, Javier Arenas. Pero más allá de las pugnas institucionales y de los intereses partidistas, el sentido común, además del obligado respeto a los electores, exigía evitar que hubiera dos citas electorales en apenas dos semanas.

Tanto Aznar como Chaves han aprovechado la convocatoria electoral para hacer balance de sus respectivos mandatos. Un balance hagiográfico, por supuesto. Aznar puede presentar un capítulo económico brillante, en un periodo en el que nuestro país ha crecido por encima de la media de los países de nuestro entorno, ha reducido el paro y el déficit público y ha entrado en el club del euro en el primer examen. Otra cosa es el capítulo político, en el que es mucho más discutible que en los últimos cuatro años se haya aumentado la cohesión territorial de nuestro país y la cohesión social de sus ciudadanos, ya que las diferencias y desigualdades han sido crecientes. Lamentablemente para todos, el presidente del Gobierno no ha podido culminar la legislatura con un final definitivo de la violencia terrorista, acontecimiento que hubiese compartido con euforia toda la sociedad.

Para Chaves, al frente del Gobierno andaluz desde 1990, la legislatura concluida ha sido "la más provechosa" para los andaluces y se ha caracterizado por su fuerte actividad económica y por el impulso de políticas sociales diferenciadas de las del Gobierno del PP. Chaves no ha dudado en endosar enteramente a Aznar la responsabilidad de la práctica ruptura de relaciones que se ha producido a lo largo de la legislatura entre la Junta de Andalucía y el Gobierno central. En este punto al menos Chaves no ha exagerado. Esas relaciones demuestran, de modo plástico, el problema que tiene el Gobierno de Aznar para mantener unas relaciones normales con instituciones que el voto popular ha adjudicado a sus oponentes políticos.

La campaña electoral es siempre una buena oportunidad para verificar la capacidad de nuestros políticos de medir sus propuestas sin convertir al adversario en enemigo. Las primeras escaramuzas no invitan al optimismo. Tampoco el descarado abuso de la televisión pública. La Junta Electoral Central deberá extremar la diligencia en su tarea de control y arbitraje.