Del éxito del euro al escaso control de la inflación
Si durante los gobiernos socialistas España se incorporó a la entonces Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea), durante el mandato del PP se ha rematado la faena con el aprobado en el examen del euro. Éste es el principal éxito en materia económica de la actual legislatura, que se cierra con un retroceso en la lucha contra la inflación y una reforma fiscal que se ha centrado en la rebaja del impuesto sobre la renta.España está entre los once países que forman la moneda única europea y comparte una política monetaria común con potencias como Alemania y Francia. Si antes España era vulnerable a los ataques de los mercados financieros y tenía que responder con devaluaciones de la peseta, ahora disfruta de los mismos tipos de interés. El precio oficial del dinero es del 3%, cuando años atrás se contaba con dos dígitos.
Se aprobó el exámen del euro llevado a cabo en la primavera de 1998 al conseguir en 1997 cumplir los requisitos fijados en el Tratado de Maastricht. La inflación cerró en un 2% -menos de 1,5 puntos por debajo de la media de los tres países con precios más bajos, en aquel momento, Alemania, Bélgica y Francia- y el déficit público quedó en el 2,6% del PIB, cuando el límite era el 3%.
Pese a pertenecer al club de países europeos más saneados desde el punto de vista económico, España no alcanza la media de renta de la zona. El nivel de riqueza de los españoles se encuentra en el 80% (media de la UE igual a 100) y, según los últimos estudios publicados al respecto, aún le quedan 25 años para igualarse.
Esto a pesar de que la economía española tiene mayor potencial de crecimiento que la media de la UE y en estos últimos cuatro años ha conseguido mantener un ritmo superior al 3%, traducido sólo en parte en creación de empleo. El empujón ha venido de la rebaja del impuesto sobre la renta que entró en vigor el pasado año, y que ha inyectado unos 750.000 millones de pesetas en los bolsillos de los contribuyentes.
El consumo privado se ha mantenido al alza y ha permitido contrarrestar los efectos en el comercio exterior de la crisis financiera internacional de finales de 1998 y principios de 1999. Con la demanda interna a toda máquina, la lentitud de las reformas estructurales liberalizadoras de la economía y la última crisis del petróleo, la inflación se ha disparado hasta el 2,9% el pasado año, frente al mínimo histórico del 1,4% el año anterior. Hace diez años se encontraba en niveles cercanos al 7%.
El alto crecimiento económico y algunas "innovaciones" contables han dado fuelle a los Presupuestos públicos, que cerrarán 1999 con un déficit del 1,3% del PIB, el nivel más bajo de la historia. La presión fiscal se ha situado en el 35,86% del PIB en 1998 (antes de la reforma del IRPF), frente al 35,6% con que se inició la legislatura.
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