Monopolios en la órbita del Gobierno
El Gobierno de Aznar ejecutó durante la legislatura un programa de privatizaciones de proporciones desconocidas en la economía española. Vendió rápida, incluso precipitadamente, la totalidad del capital de las grandes empresas de servicios públicos (Repsol, Tabacalera, ENDESA, Argentaria, Telefónica), colocó en el mercado la siderurgia pública (Aceralia), se está demorando con la línea aérea de bandera Iberia y tiene muy escasas posibilidades de traspasar al sector privado las empresas ruinosas (Hunosa o los astilleros). El Gobierno ha vendido las mejores empresas a cambio de unos 4,5 billones de pesetas para las arcas públicas.Las privatizaciones realizadas desde 1996 se han convertido en un obstáculo para la competencia debido a cómo se han realizado. Éstas son sus características:
-Las empresas se han vendido antes de que los mercados en que operan fuesen liberalizados. Los monopolios u oligopolios públicos no se han disuelto, sino que se han convertido en privados. El vendedor (el Estado) ha obtenido una prima, porque los inversores han pagado más por obtener mercados protegidos.
-Las grandes empresas privatizadas se han convertido en un parque empresarial del Gobierno. Los presidentes nombrados por Aznar y Rato se han mantenido en las presidencias después de la venta de las acciones del Estado por el procedimiento de asegurarse el control de los consejos mediante el nombramiento de consejeros independientes amigos.
-El resultado es que el Gobierno controla, a través de presidentes afines, en torno al 5% del PIB español; y recibe presiones de esas empresas afines, que se plasman en decisiones polémicas sobre tarifas (telefónicas, eléctricas).
-Algunas empresas privatizadas han modificado profundamente sus estrategias internas y públicas. El caso más llamativo es el de Telefónica, que, con ingresos dependientes de decisiones del Gobierno, se ha desentendido de criterios como el de calidad o universalidad del servicio para guiarse sólo por el de creación de valor para el accionista. Su presidente se ha garantizado para sí y para cien directivos retribuciones extraordinarias variables (opciones sobre acciones) por más de 50.000 millones.
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