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"La incapacidad depende de la ley del país que juzga

ENVIADO ESPECIALSir John Grimley Evans tiene 63 años y es profesor de clínica geriátrica en la Universidad de Oxford, ciudad en la que vive. El profesor Grimley formó parte del equipo de cuatro médicos que examinó al general Augusto Pinochet el pasado miércoles 5 de enero en el Northwick Park Hospital; el dictamen fue completado por el equipo médico, en la tarde del día siguiente, el jueves 6, para ser enviado, esa misma noche, al Ministerio del Interior británico. Ayer por la mañana, el profesor Grimley aceptó explicar su punto de vista en una amplia conversación telefónica con EL PAÍS. "No somos una banda de doctores que le dictamos al ministro del Interior, Jack Straw, lo que debe hacer. Quiero dejar claro esto", advirtió.

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Pregunta. El ministro Straw ha anunciado que su decisión de no extraditar al general Augusto Pinochet se basa en que los doctores que le revisaron estiman que no está en condiciones de someterse a juicio. ¿Ése es su diagnóstico?

Respuesta. Déjeme enmarcar primero el problema. La capacidad o incapacidad de una persona para someterse a juicio supone considerar dos elementos. El primero, la capacidad en términos del estado de salud de una persona. Y en segundo lugar, los preceptos legales del país que requiere la entrega de una persona. Yo soy un doctor y sólo me pronuncio sobre el primer punto; el segundo es un asunto de abogados, de la ley. El único punto sobre el que me puedo pronunciar es el estado de salud del senador Pinochet.

P. Tanto el comunicado del Ministerio del Interior como la comparecencia del ministro Straw ante la Cámara de los Comunes, el pasado miércoles 13, atribuyen al equipo médico la "unánime" e "inequívoca" conclusión de que Pinochet "está incapacitado para someterse a un juicio". ¿Es eso correcto?

R. Quiero insistir en otras dos razones. Nosotros no somos una banda de doctores que hemos dictado al ministro Straw lo que debe hacer. Por otra parte, le matizo que la incapacidad en un país no lo es en otro país.

P. Pero el ministro se basa precisamente en lo que ustedes han afirmado.

R. La gente puede haber interpretado mal lo que él quería decir, pero creo que su planteamiento ha sido correcto. Lo que yo quiero subrayar es que mi obligación respecto a los aspectos de salud no pretenden invadir la jurisdicción del proceso legal. En otras palabras, lo que decimos los médicos debe ser intepretado dentro de la totalidad del procedimiento legal... Ni yo ni mis colegas tenemos experiencia en leyes.

P. Ha llamado la atención la celeridad de los acontecimientos, profesor Grimley. Ustedes examinaron a Pinochet el miércoles 5 y la tarde del jueves 6 ya enviaban el dictamen a Straw.

R. Es correcto, sí.

P. ¿Y enumeraron ustedes una lista de los problemas de salud?

R. Sí, correcto.

P. ¿Hasta qué punto ha sido "inequívoca" la conclusión?

R. Hay dos terrenos que es necesario diferenciar para aplicar el término "inequívoco". Uno es el de los problemas que presenta la salud de Pinochet y el otro es el de si ese estado lo muestra incapacitado para someterse a juicio. Hemos hecho una revisión y hemos reseñado en un informe los problemas de salud del senador Pinochet. Pero otra cosa es el concepto de incapacidad, que, como le acabo de señalar, no es objeto de nuestra consideración como médicos, no forma parte de nuestra obligación ni nuestro conocimiento legal.

P. Pero el informe fue realizado en el contexto de un procedimiento judicial.

R. Sí, en efecto. La incapacidad o no de Pinochet para ser sometido a juicio ha sido, obviamente, el contexto del informe, una de las cuestiones relevantes desde el punto de vista legal. Creemos que los asuntos legales son los más relevantes. El interés público no estaría protegido por la consideración de los doctores, sino por las cuestiones legales en juego.

P. El informe es confidencial aun cuando fue realizado con el propósito de producir efectos judiciales, por ejemplo la libertad o no de una persona, ¿es eso irreversible?

R. En el Reino Unido la confidencialidad y privacidad de los informes médicos constituyen una prioridad.

P. No parece ser la opinión de juristas e incluso de algunos médicos forenses británicos, algunos de los cuales afirman que si una parte posee el informe, sería lógico que la otra también pueda tener acceso al menos a conclusiones que tienen influencia en el terreno judicial.

R. No soy experto, como le dije, en cuestiones legales. Quizá ellos puedan aclarar mejor este punto. Quizá en España sea así, no lo sé.

P. El ministro Straw ha informado en la Cámara de los Comunes que ha tenido en cuenta para decidir contra la extradición el hecho de que Pinochet no estaría en condiciones de hacer un seguimiento del juicio, ni dar instrucciones inteligibles a sus abogados, ni ofrecer una declaración coherente en lo que se refiere a recordar los hechos. ¿Eso ha sido extraído del informe médico?

R. Ya sabe usted que el informe es confidencial. No puedo contestarle.

P. La eventual recuperación que pudiera experimentar el senador Pinochet, ¿está descartada?

R. Los doctores, como usted sabe, no utilizamos las palabras "nunca" y "jamás". Trabajamos con probabilidades. Yo diría que la idea es que no tenemos una razonable expectativa de que la salud del senador Pinochet experimente una recuperación. Pero ya digo que no podemos ser en esto categóricos.

P. Usted ha dicho que un segundo examen médico podría ser una opción ¿Cree que podría ser conveniente?

R. Es un asunto que me tiene indiferente, completamente indiferente. Yo no conozco las implicaciones legales. No tengo nada personal en relación con el desenlace que vaya a tener el senador Pinochet. Sería interesante ver el resultado al que podría llegar un segundo examen. No puedo decir que esté a favor ni en contra.

Las 12 patologías del ex dictador

La defensa del general Augusto Pinochet alegó ante el ministro del Interior británico, Jack Straw, los problemas de edad y salud en diciembre de 1998 y en abril de 1999, las dos ocasiones en las que el titular de Interior recibió alegaciones previas al mecanismo judicial de la extradición.Straw consideró que Pinochet era apto para someterse a juicio y prometió considerar el problema al final del proceso judicial a la luz de nuevos hechos. La defensa de Pinochet no planteó en ninguna de las batallas judiciales posteriores los problemas de salud. Tanto en el primer recurso de revisión judicial ante el Alto Tribunal de Justicia (16 de mayo de 1999) como en el segundo (3 de diciembre de 1999).

La defensa del ex dictador sí consiguió que se le eximiera de comparecer para escuchar el veredicto de extradición el 8 de octubre de 1999. Pero en fechas tan recientes como el pasado 3 de diciembre, la defensa planteó, al ser requeridos certificados médicos por la Fiscalía de la Corona, que el recurso "no plantea ahora, y no tiene previsto hacerlo, problemas médicos".

Sin embargo, el 19 de julio de 1999, el médico del Ejército chileno Helmuth Schweitzer, hijo del abogado Miguel Álex Schweitzer, defensor de Pinochet, y el doctor Michael Loxton, del condado de Surrey, donde el ex dictador ha pasado más de un año bajo custodia policial, emitieron un informe médico en el que describen 12 patologías: diabetes mellitus complicada con neuropatía diabética y retinopatía diabética; hiperplasia prostática benigna; dolencia atrioventricular con extrasístoles y marcapasos permanente; artritis de la rodilla izquierda; reciente laminotomía de decompresión por una dolencia de los discos vertebrales; rinitis atópica permanente; asma leve; hernia inguinal izquierda tratada; desarrollo multinodular de tiroides; venas superficiales varicosas; presbiacusia por trauma acústico y episodio isquémico transitorio en 1996.

Straw pide a Pinochet que no se escude en legalismos

El ministro del Interior de Reino Unido, Jack Straw, solicitó ayer públicamente a la defensa del general Augusto Pinochet que "reconsidere" su oposición a dar a España y a todas las partes del procedimiento judicial el informe médico sobre su estado de salud y que "no se escuden" en la formalidad legal de que "sólo Pinochet puede dar permiso para dar a conocer el citado dictamen". Straw dijo en un programa de televisión que "comparte la frustración no solo de los países que han solicitado la extradición de Pinochet, sino de las organizaciones humanitarias que desearían conocer el informe médico".Straw señaló que prefiere que los países que pidieron la extradición (España, Suiza, Francia y Bélgica) y las organizaciones de derechos humanos puedan ver el informe médico y "juzgar por sí mismos, en lugar de tener que creer mi palabra sobre el mismo". El ministro señaló que este aspecto legal deberá ser estudiado.

El ministro del Interior británico examinará con cuidado las alegaciones de todas las partes antes de adoptar su decisión definitiva de liberar al general Augusto Pinochet en los próximos días (el plazo de alegaciones vence mañana por la tarde) porque su fallo "está sujeto a la revisión de los tribunales" de justicia británicos. Aunque un recurso de revisión judicial no paralizará la liberación de Pinochet, las autoridades de Reino Unido no desean exponerse a un fallo negativo.

Sin razones humanitarias

Straw ha actuado y actuará esta semana en su doble función: la de ministro del Interior y la casi judicial. Como tal, ha atendido lo que él mismo llama el estado de salud de Pinochet. Straw no habla de razones humanitarias. Según explicó, existe una diferencia entre "razones humanitarias" y "razones de incapacidad para someterse a juicio".

"Tengo que tener en cuenta todas las alegaciones que pueda recibir. En una decisión de este tipo, estoy sujeto a la revisión de los tribunales y no puedo anticipar lo que va a ocurrir", ha explicado Straw. Precisamente por ello tiene interés la alegación de España, por una parte, y la decisión sobre si se presentará recurso o no, por la otra. El Gobierno de José María Aznar tendrá que entregar las alegaciones elevadas por el juez Garzón sencillamente porque la "condición" de que las alegaciones presenten "hechos nuevos" está cumplida de antemano: todo es nuevo porque la decisión de Straw es un "hecho nuevo".

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