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FIN DE LA LEGISLATURA

Aznar y Almunia se acusan de poner en riesgo la cohesión de España con tal de gobernar

La unidad de España y su cohesión territorial se han convertido en la primera polémica preelectoral entre los dos partidos con posibilidades de ganar las elecciones generales del próximo 12 de marzo.El presidente del Gobierno y candidato a la reelección por el PP, José María Aznar, y el secretario general y candidato del PSOE, Joaquín Almunia, se acusaron ayer mutuamente, de forma más o menos velada, de estar dispuestos a romper la cohesión nacional con tal de alcanzar el poder. En el trasfondo de estas acusaciones está el convencimiento de que ninguno de los dos grandes partidos alcanzará la mayoría absoluta, por lo que requerirá del apoyo de una tercera fuerza, previsiblemente nacionalista, para gobernar.

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Aznar, que clausuró ayer en Madrid un foro con militantes y dirigentes de su partido sobre La España constitucional, hizo una oferta genérica de consenso en favor de la Carta Magna. "En España nos van bien las cosas cuando hemos ejercido el diálogo", manifestó.

Esta oferta de mano tendida fue acompañada, sin embargo, de una carga de profundidad contra los socialistas. Tras calificarles de "nuevos conservadores", les acusó de estar dispuestos a "relegar el valor del orden constitucional a segundo plano y ponerle sordina en estos tiempos de alianzas electorales".

El líder del PP se refirió, sin citarlos, a los pactos "tácticos" pre y poselectorales alcanzados por el PSOE con fuerzas nacionalistas: la candidatura conjunta para el Senado entre el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC); y los acuerdos tras las últimas elecciones municipales y autonómicas con el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y con fuerzas nacionalistas de Baleares.

Frente a estos pactos surgidos "tras las bambalinas", según sus palabras, Aznar propugnó la "claridad en los programas y en los acuerdos políticos que se busquen tras la contienda electoral" y diferenció, "las propuestas disgregadoras" de aquellas que pretenden una Europa integrada.

Aznar insistió en criticar las promesas electorales del PSOE asegurando que su programa dibuja una "España de las maravillas en clave electoral" y que sus dirigentes caen en una "falta de respeto" a los ciudadanos con sus propuestas de "gratis total". Por último, aseguró que su principal reto para la próxima legistura consiste en "ganar la batalla al desempleo", especialmente el de las mujeres.

No manosear la Constitución

Por su parte, Almunia se mostró, ante más de 3.000 personas reunidas en Madrid, dispuesto a "integrar a los nacionalismos democráticos en el gobierno de España, pero no a desintegrar España con tal de gobernarla, que es algo muy distinto". Almunia acusa al Ejecutivo del PP de haber cedido a las reivindicaciones nacionalistas todo lo que ha sido preciso con tal de asegurarse los cuatro años de legislatura que hoy concluye.

Mientras Aznar protagonizaba un acto sobre la Constitución, Almunia le pedía que dejara de "manosearla", toda vez que es un "recién llegado" al fervor constitucional, mientras que los socialistas, recordó, fueron protagonistas de su elaboración, defensa y desarrollo.

En la presentación de los candidatos del PSOE al Congreso y el Senado, Almunia aseguró que las convicciones no son "el fuerte de Aznar" y que éste está dispuesto a realizar cualquier concesión con tal de asegurarse el poder. "Aznar pasa del insulto a los nacionalistas a la cesión; de arremeter contra Arzalluz y Pujol a ensalzarles; Aznar es todo eso y por eso no es nada. De ser algo, es un oportunista político", afirmó. El candidato socialista volvió la mirada al inicio de la legislatura que ahora concluye para interpretar que si Aznar "insultaba" entonces a los nacionalistas era porque creía "que no les iba a necesitar". "Pero tuvo que hacerse perdonar y por eso ha tenido que ceder mucho", agregó.

"Tras los cuatro años de Aznar la idea de España está más confusa y más cuestionada que nunca, por lo que si gano quiero acabar con el barullo en que ha convertido Aznar el Estado de las autonomías", dijo Almunia.

El líder del PSOE intentó que su discurso no resultara agresivo contra el PNV y CiU y aseguró que quiere contar con los nacionalistas, pero en manera alguna, aseguró, está dispuesto a "utilizarlos de moneda de cambio".

Al mismo tiempo, se comprometió "a defender los derechos y las libertades de vascos y catalanes, sean o no nacionalistas". Como ejemplos de las diferencias que se han creado en los últimos cuatro años entre las distintas comunidades autónomas citó el hecho de que los españoles "pagan un IRPF diferente según dónde viven" y que quienes residen en las comunidades administradas por el Insalud "disponen de menos recursos sanitarios".

Además, recordó, se ha roto el sistema nacional de becas y, en el terreno político, "han dejado de existir los pactos de Ajuria Enea y de Madrid, que unían a los demócratas" frente al terrorismo.

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