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Adiós a Enric Valor

Tributo ciudadano en el paraninfo de la Universidad

Durante toda la mañana de ayer no cesaron las visitas a la capilla ardiente de Enric Valor i Vives instalada en la Universidad de Valencia, de la misma manera que el flujo de las coronas de condolencia fue constante, hasta ocupar paulatinamente gran parte del paraninfo y de las paredes del claustro de la sede histórica de la calle de la Nave. Personalidades del mundo político, universitario y cultural, entre numerosos valencianos, desfilaron por delante del féretro cubierto con una senyera para mostrar su respeto y estima hacia el entrañable escritor. Ya la noche anterior, cuando los restos mortales fueron trasladados desde la casa del hijo de Valor, donde falleció, a la Universidad, se concentró gente a las puertas para despedir al autor de las Rondalles valencianes.

La familia y algunos amigos velaron el cuerpo presente del escritor, que murió repentinamente el jueves a la edad de 88 años. Por la mañana, se abrieron las puertas y se habilitó un libro de firmas que dejó constancia de la estima de la sociedad valenciana por el escritor que hizo de la defensa de la lengua su principal objetivo. "Fue una excelente persona, que mantuvo firme su idea sobre la unidad de la lengua", dijo el hijo del escritor, Enric Valor i Hernández, en unas de las pocas declaraciones que realizó.El rector de la Universidad de Valencia, Pedro Ruiz Torres, el líder del Bloc Nacionalista Valencià, partido al que Valor se afilió hace un año, Pere Mayor, y la editora Rosa Serrano, entre otras amistades, acompañaron en todo momento a la familia durante el velatorio. Incluso hubo gente que no pudo acceder por la noche a la capilla ardiente al encontrar las puertas cerradas.

A primera hora de la mañana, el consejero de Educación y Cultura, Manuel Tarancón, fue uno de los primeros en expresar el pésame a los familiares. Sostuvo Tarancón que el mejor mejor homenaje que se le puede rendir que se le puede rendir al escritor "es difundir y estudiar su obra". Ya había pasado la directora general de Promoción Cultural y Bellas Artes, Consuelo Ciscar, antes de incorporarse a la jornada laboral. A media mañana, su marido y consejero de Trabajo, Rafael Blasco, apareció acompañado del vicepresidente de la Diputación de Valencia, Antonio Lis. También la directora general de Universidades, Carmen Martorell, y la subsecretaria de la consejería de Educación, Ascensión Figueres, se acercaron a la capilla.

Sobre el féretro cubierto con una senyera de cuatro barras y la banqueta anexa con el birrete laureado, los guantes y la medalla honoris causa concedida por la Universidad de Valencia al escritor, destacaba por su preminencia protocolaria la corona de condolencia del presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana. No fueron pocos los que recordaron el agravio institucional al que ha sido sometido Enric Valor por parte del PP al ver el tributo floral, colocado junto a los de las cinco universidades que le distinguieron (las dos de Valencia, Castellón, Alicante y Baleares).

Los amigos de Valor salían y entraban del paraninfo, mientras ayudaban en la organización del sepelio. Entre los grupos de gente -procedentes mayoritariamente del mundo académico y educativo- que se formaban, desfilaron también el ex presidente de la Generalitat, el socialista Joan Lerma; el secretario general de CC OO, Joan Sifre, el editor Eliseu Climent, la portavoz del grupo municipal socialista, Ana Noguera; representantes de EU como Joan Ribó y Glòria Marcos, miembros del Consell Valencià de Cultura, como Joaquín Calomarde, José María Morera y Vicent Álvarez, y otros muchos.

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