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Los astrónomos logran los primeros indicios de la existencia de agujeros negros aislados

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La existencia de agujeros negros aislados es algo previsto por los estudios teóricos sobre las estrellas. Sin embargo, hasta ahora sólo se habían encontrado indicios de la existencia de estas regiones del espacio de las que nada, ni siquiera la luz, puede escapar, en el centro de las galaxias y en sistemas binarios (formados por dos estrellas que giran una en torno a la otra). Ahora, astrónomos de varios países, que han trabajado con el telescopio espacial Hubble y con telescopios terrestres en Chile y Australia, han anunciado los primeros indicios de agujeros negros aislados en la reunión anual de la Asociación Americana de Astronomía en Atlanta (EE UU). La detección se ha hecho de forma indirecta, observando la curvatura de la luz procedente de estrellas situadas tras dos supuestos agujeros negros producida supuestamente por su gran gravedad. "Estos resultados sugieren que los agujeros negros son algo común en el universo y que muchas estrellas masivas, pero normales, pueden terminar sus vidas colapsándose así en vez de como estrellas de neutrones", ha dicho David Bennett, de la Universidad de Notre Dame (Indiana).

Tres agujeros negros han sido detectados en las cercanías cósmidas de la Tierra, entre los 50 y 100 millones de años luz. Tal proximidad no es inusual, según los expertos, puesto que se han contabilizado ya 17 agujeros negros, pero lo insólito es la masa del nuevo trío: entre 50 y 100 millones la del Sol.

La gravedad de un agujero negro actúa como una lente muy poderosa, que curva la luz de una estrella que esté más lejos, de forma que aparece como dos imágenes separadas cuando el agujero negro pasa lentamente ante ella. Esta minilente gravitacional no se puede discernir ni con los telescopios más potentes, pero sí se ha logrado observar el aumento del brillo de las imágenes estelares que acompaña el fenómeno.

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