Londres avanza en las relaciones con Teherán al recibir a Jarrazí

En una señal de sostenida aproximación a Occidente, Irán envió ayer al jefe de su diplomacia a Londres, en una controvertida visita de dos días caracterizada por el contraste entre el tratamiento de alfombra roja preparado por Downing Street y las voces de protestas de la cumunidad judía. Kamal Jarrazí se entrevistó con el primer ministro laborista Tony Blair y con su homólogo, el ministro de Exteriores Robin Cook, en lo que muchos analistas vieron como el más importante paso hacia la consolidación de las relaciones bilaterales. La visita subraya el afán de "contacto" del Gobierno de Blair con naciones que hasta hace poco eran consideradas como parias en la escena internacional. El propósito, aseguran fuentes de Downing Street, no es otro que el de alentar a los "elementos moderados" de tales naciones con las cuales el Reino Unido mantenía hasta hace poco una postura de exclusión inspirada por la rigidez de la diplomacia norteamericana.

Irán ya ha conseguido reparar puentes con la mayoría de los Estados europeos. Pero su visita a Londres adquiere un contorno histórico, ya que es el primer ministro de Exteriores de Irán que visita la capital británica desde el advenimiento de la revolución islámica del difunto ayatolá Jomeini, que destronó al sha en 1979.