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Aguinaldo sospechoso en Italia

Francesco Sensi, presidente del club de fútbol Roma, asegura que la iniciativa de enviar Rolex de oro o de acero a los 41 árbitros de Primera y Segunda División de Italia la tomó dentro del más puro "espíritu navideño". Sus buenas intenciones se han topado, sin embargo, con la malicia de la competencia que ha destapado el escándalo de los regalos en vísperas de un partido clave, el que disputaron ayer en Milán el club que lleva el nombre de la ciudad y el Roma, que jugaba con dos bajas en la defensa, y que acabó en empate a dos goles. El caso de los Rolex, que se hizo público el sábado, se ha convertido en pocas horas en un tema de primera página en los diarios y en los informativos de televisión italianos. Hasta el punto de que el presidente de la Federación de Fútbol, Luciano Nizzola, se ha visto obligado a intervenir reclamando a los colegiados la devolución de tan valiosos presentes y anunciando la apertura de una investigación sobre lo ocurrido. En una nota que rezumaba disgusto, Nizzola conminaba a los agraciados con presentes navideños a "proceder a la restitución de todo lo que no pueda considerarse, por su naturaleza o su valor, como un regalo habitual de los que normalmente acompañan a las festividades de fin de año".La tormenta no afecta sólo al Roma, sino a los colegiados y hasta a los 74 linieres que recibieron un más modesto reloj Philip Watch del club. Pero los principales inculpados en un caso que sólo puede contribuir a enturbiar la reputación de los árbitros italianos, siempre en entredicho dada la dificultad de su misión, son los dos responsables de designar a los colegiados que arbitran los 18 partidos de cada fin de semana: Paolo Bergamo y Pierluigi Pairetto. Uno y otro fueron obsequiados con Rolex de oro valorados en 850.000 pesetas, un regalo a todas luces excesivo para ser considerado como un testimonio de buena voluntad navideña, por más que el presidente del Roma asegure que todo se hizo a la luz del día con un gasto total de 10 millones de pesetas, suma "incluida en los presupuestos del club".

Tanto Sensi como los dos superárbitros se han defendido asegurando que informaron en su día de los valiosos regalos a la Liga de Fútbol (el organismo que agrupa a los principales clubes italianos), aunque no al presidente de la Federación, Nizzola, porque se encontraba de viaje en Kenia. El presidente del Roma insiste en que no hizo nada que no sea una práctica normal en navidades entre los clubes de fútbol italianos. Prueba de ello es que los empleados del Roma llamaron a la Asociación Italiana de Árbitros para pedir las señas privadas de los colegiados. Sensi añade que fue la propia AIA la que se encargó de informar a la Liga de Fútbol de los regalos el 22 de diciembre pasado, pese a las protestas de su presidente, Franco Carraro, que ha jurado indignado no saber nada del asunto. Por lo demás, insiste Sensi, "si alguien piensa que se puede corromper a un árbitro con un reloj, o si pensamos que el árbitro que acepta un reloj es un corrupto, entonces es mejor cambiar de profesión". Y los propios árbitros parecen darle la razón. "Tengo relojes mucho más valiosos que ese Rolex que no altera para nada el comportamiento moral de quien desempeña esta tarea", ha declarado un desafiante Paolo Bergamo.

Hay quien ha echado en falta, sin embargo, la obligada consistencia en las explicaciones. El presidente del Roma se justifica asegurando que la "elegancia social" del regalo navideño (por otra parte extendidísima) la practica el club que preside desde hace cinco o seis años. Las anteriores navidades, por ejemplo, cada árbitro fue obsequiado con una caja de seis botellas de champaña valoradas más o menos en la misma cantidad que los Rolex de acero (unas 350.000 pesetas por barba). Pero sigue sin poder explicar el porqué de un regalo tan costoso enviado a los encargados de vigilar la limpieza de los encuentros de fútbol. Sensi ha debido pensar que la mejor defensa es un ataque y al final ha apuntado el dedo acusador contra el vicepresidente del Milan, Adriano Galliani, que compagina las tareas de representación futbolística con su cargo de vicepresidente de Mediaset, la principal cadena de televisión privada en Italia, perteneciente a la familia Berlusconi. El Roma podría lanzar una ofensiva contra Galliani basándose en el conflicto de intereses.

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