Robinsones televisivos
Abandonada por sus propios habitantes hace 30 años, la isla escocesa de Taransay ha revivido gracias a la BBC. Metida de lleno en lo que califica de histórico experimento antropológico, la televisión pública británica ha enviado al noroeste del Reino Unido a 36 voluntarios para que recreen una sociedad en miniatura. Llegados a tierra a finales del pasado diciembre, sus afanes serán filmados durante un año para un documental titulado Castaway 2000. Algunos de los elegidos temen que su peculiar aventura acabe convirtiéndose en un culebrón con tintes verídicos. La cadena asegura que se trata de un ensayo científico que despejará incógnitas acerca de los valores sociales y la existencia misma.Barrida por vientos superiores a los 200 kilómetros por hora, Taransay forma parte de las islas Hébridas, separadas de Escocia por un pasillo de agua atlántica. Como carece de árboles, a vista de pájaro parece cubierta de un musgo espeso. Deshabitada desde hace tres décadas, hasta los frailecillos -las aves pescadoras de pico pintado- han desaparecido aniquiladas por hordas de visones hambrientos. Para la BBC, que buscaba un lugar inhóspito donde poner a prueba a unos cuantos compatriotas, era el lugar ideal donde observar las reacciones de un grupo de hombres, mujeres y niños abandonados a su suerte en una auténtica isla desierta de cinco kilómetros de longitud.
Sometidos a un riguroso proceso de selección, entre cuyos jueces había psicólogos, sociólogos, antiguos comandos del Ejército británico y hasta economistas, los 36 náufragos voluntarios se llevaron la primera sorpresa nada más desembarcar. La BBC ha acondicionado algo la isla. "Como si siguiera habitada", en palabras de sus portavoces, pero el vendaval arrancó el tejado de uno de los barracones recién construidos. A la lucha contra los elementos siguió otro asalto aún más inesperado: la gripe. Diez de los voluntarios tuvieron que ser evacuados a la isla de al lado, Harris, y su partida provocó las primeras tensiones en el seno de un grupo social que no había tenido tiempo material de formarse.Los nuevos pobladores de Taransay cuentan con dos casas para las familias y otras cuatro edificaciones para el resto. Un sistema hidroeléctrico y varios molinos de viento les ayudarán a proveerse de energía. Otras necesidades primarias, como la comida y la higiene, dependen de ellos.
Los platos deberán llenarse de los frutos de la naturaleza, ya sea en forma de ganado, caza o huertos plantados por estos nuevos robinsones. En cuanto a los sanitarios, el entrenamiento que recibieron antes de instalarse en Taransay incluía la construcción de letrinas al aire libre. Suprimir la televisión, los ordenadores y el teléfono tradicional y los portátiles ha sido más fácil. Están prohibidos. A cambio, el correo llega cada dos semanas y podrán comunicarse por radio en caso de urgencia. Las visitas del exterior también han sido racionadas. Sólo dos personas por habitante y una sola vez en todo el año de experimento.
"Ésa fue una de las cosas que me hizo dudar", ha señalado Sheila Jowers, de 51 años, profesora de arte y una de las elegidas junto con su marido, Peter, un año mayor. La pareja tiene tres hijas estudiando en la Universidad y la mayor mantiene una relación sentimental seria. "Teníamos miedo de que se casara estando nosotros en la isla, así que les hemos pedido que no hagan locuras hasta nuestra vuelta". A los Jowers, que residen en una casa de campo en el centro de Inglaterra y son amantes de los espacios abiertos, pasar un año en un lugar remoto les parecía un reto imposible de resistir. Sólo les preocupan dos cosas. Entre sus nuevos vecinos hay 14 solteros de uno y otro sexo y parece inevitable que surja algún romance. "Un entorno tan hostil puede extremar las cosas y crear serios problemas de convivencia", apunta Peter Jowers, especialista en estudios de medio ambiente y desarrollo y considerado por la BBC como el patriarca en potencia de la comunidad que filmará durante un año.
El otro temor del matrimonio Jowers -esto es, convertirse en cobayas de un experimento más televisivo que antropológico- ha sido descartado con rapidez por la BBC. Durante el proceso de selección, que formará parte del documental mismo (la primera parte será estrenada el próximo martes, y la segunda, en enero del año 2001), se evitó a los candidatos con ganas de huir de la realidad. "No se trataba de reunir a gentes que intentaban alejarse de sus problemas. En el grupo elegido hay un poco de todo, hasta una abuela en la cincuentena que ha decidido ser por fin ella misma", ha asegurado Jeremy Mills, responsable de la productora Lion Television, que elabora el programa para la BBC. Según él, Castaway 2000 es un experimento científico en toda regla que cuenta con un holgado presupuesto de dos millones de libras (algo más de 500 millones de pesetas).
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