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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Autoengaño

Los nacionalistas vascos están buscando a todo trance establecer distancias con ETA y, sobre todo, borrar cualquier sospecha de seguidismo, sin rebajar por ello sus demandas de soberanía. Ésta es la primera lectura que cabe hacer de la manifestación por la paz que PNV y EA (con la adherencia de IU) han convocado en Bilbao bajo una doble bandera: exigir a ETA que restablezca el alto el fuego, y a los Gobiernos de España y Francia, que se muevan en la dirección en que lo hicieron Londres y Dublín para resolver el conflicto del Ulster. Frente a la huelga general convocada unilateralmente por Herri Batasuna para el día 27 de enero, los partidos nacionalistas democráticos tratan de demostrar su autonomía con cuatro pronunciamientos: "Euskal Herria tiene la palabra y la decisión. Por la paz. ETA, párate. Gobiernos de España y Francia, moveos".El lehendakari, Juan José Ibarretexe, había sido más expresivo la víspera al afirmar que "hoy no se puede defender nada pegando tiros", al tiempo que criticaba el "inmovilismo ciego" de Aznar. Que la apelación a ETA ocupe el tercer lugar del comunicado tripartito emitido ayer, cuando la banda terrorista acaba de demostrar nuevamente su decisión de volver a matar, sugiere no poca confusión de los convocantes y cuestiona el mensaje de fondo que pretenden transmitir: que son ellos, y no el mundo de ETA-HB, quienes conducen esa entelequia que han dado en llamar el proceso y que, según proclaman sus más caracterizados adalides, no tiene vuelta atrás. Lamentablemente, su pretensión parece un puro ejercicio de voluntarismo, cuando no de autoengaño, a medida que se conocen nuevos datos sobre los planes criminales de ETA, decidida a demostrar que la batuta la lleva quien pone los muertos. Por terrible que resulte, el guión del proceso lo viene marcando ETA.

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Autoengaño o puro cinismo supone afirmar, como se hace en el comunicado, que la causa principal de la "delicada" situación del proceso es la "política de obstrucción e inmovilismo del Gobierno del PP", mientras que la ruptura de la tregua sería sólo un "grave obstáculo". Es impensable que los redactores del texto hayan olvidado que el motivo clave aducido por ETA para volver a los atentados fue la tibieza de las formaciones nacionalistas en pro de la construcción nacional. Precisamente por eso resulta más escandaloso este ejercicio de equidistancia que practican los nacionalistas a la hora de repartir censuras entre ETA y el Gobierno.

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