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Magos de multitudes

Ninguna fiesta, reivindicación o celebración deportiva aglutinó en todo el año pasado a tantos fieles en las calles valencianas. Tres personajes tan legendarios como entrañables, Melchor, Gaspar y Baltasar, los Reyes Magos, volvieron a demostrar en las cabalgatas que se celebraron anoche a lo largo de toda la Comunidad Valenciana su inmenso poder de convocatoria. Sólo en Valencia, el Ayuntamiento cifraba entre 200.000 y 250.000 las personas que se arracimaron en el centro histórico -con mayoría infantil, por supuesto- para recibir la lluvia de caramelos y presenciar el desfile de las carrozas más extravagantes.Bajo las barbas y los mantos se ocultaban este año, en Valencia, el secretario general de los falleros, Donís Martín (Melchor), el padre de la última reina de la fiesta, Jesús Bonet (Gaspar) y un ingeniero industrial de origen guineano, Laurentino Nsue (Baltasar).

Cerca de un millar de figurantes desfilaron desde el puente de Calatrava de la Alameda al Ayuntamiento con los disfraces más variopintos y acompañados por camellos circenses, lanchas, carromatos y demás parafernalia de las 34 carrozas participantes. Al término de la cabalgata una cesta de los bomberos izó a los Reyes hasta el balcón del Ayuntamiento y unos 5.000 niños hicieron cola para recibir sus obsequios.

En Alicante, el retraso de las obras antirriadas que afectan a la céntrica Rambla Méndez Núñez obligaron a variar el recorrido de la cabalgata. Los tres Magos tuvieron que apearse de sus carrozas y realizar los últimos 500 metros de su recorrido hasta el Ayuntamiento en coches oficiales. En el desfile participaron 2.000 personas, 16 carrozas, 10 bandas de música y un gran número de animales. Durante el itinerario, que partió de la plaza de toros, la comitiva repartió 45.000 bolsitas con caramelos y golosinas, y 15.000 pequeños roscones entre el público que abarrotaba las calles.Elche recibió a los Reyes con las tradicionales atxes, unas antorchas confeccionadas con palma seca y que sirven para guiar a los Magos hasta las casas en las que dejaron sus regalos. Cientos de niños ilicitanos acudieron a la cita anual y alumbraron las calles, una vieja tradición que había decaído en los últimos años.

Como manda la tradición, los monarcas jugueteros recorrieron en camello las calles de Alcoy en una nueva edición de la cabalgata más antigua de España, que cumple 115 años. En el desfile tomaron parte 1.200 figurantes que estrenaron indumentaria y elevaron la gélida temperatura de Alcoy, de siete grados. El séquito de antorcheros, pajes y grupos de baile lo cerraban los repartidores de paquetes, que entregaban los regalos en mano a sus destinatarios durante el trayecto.

En Gandia, los policías municipales le regalaron carbón a la alcaldesa, Josefa Frau, para mostrar su rechazo al decreto que les obligó a trabajar los días 24 y 31 de diciembre.

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