El hombre que ha dibujado Cataluña

Joan Antoni Solans es el director general que más ha aguantado en el cargo. Lleva desde 1980, ininterrumpidamente, al frente de Urbanismo, un área en la que el Gobierno catalán ha jugado más que fuerte para laminar las competencias municipales.Llegó a la dirección general desde el Ayuntamiento de Barcelona, donde fue delegado de Urbanismo. Su paso por el cargo, cuentan, sembró el desasosiego entre algunos constructores porque se miraba los planos y, lo que era más insólito, rechazaba proyectos que le parecían inadecuados.

En 1980, Jordi Pujol formó gobierno y cogió técnicos de donde pudo, muchos de ellos procedentes del PSUC; otros, entre ellos Solans, con tendencias más afines a la socialdemocracia. Era el hombre que había dibujado el Plan General Metropolitano de 1976 junto con Miquel Roca, entre otros. Era, en fin, un técnico que no venía del partido ni pretendía entrar en él.

Y esa aureola de técnico de prestigio la ha mantenido durante dos décadas y le ha permitido sobrevivir a cinco consejeros de Política Territorial: Xavier Bigatà, Josep Maria Cullell, Joaquim Molins, Jaume Roma y Artur Mas. A Macias, sólo a medias. Hay quien asegura que ha defendido sus posiciones frente al mismísimo Jordi Pujol, que una tarde le recordó que él era el presidente.

La independencia de Solans es un aspecto que subrayan sus colaboradores, aunque desde las filas municipales, en especial desde el Ayuntamiento de Barcelona, se señala que sus decisiones nunca contradijeron la voluntad del CiU y, con harta frecuencia, entorpecieron e incluso frenaron proyectos del gobierno municipal.

Entre los enfrentamientos más sonados: el plan de la Sagrera, en Barcelona, y la situación de Gallecs, en el Vallès.

Solans ejercía su poder desde la Dirección General de Urbanismo, pero también, y más eficazmente, desde las Comisiones de Urbanismo de Barcelona y Cataluña, cuyo poder, sin embargo, queda ahora limitado por la Carta Municipal. También estaba al frente del Instituto Catalán del Suelo (Incasol), que controla el suelo público industrial y residencial en Cataluña y puede influir en el mercado poniéndolo en circulación para edificios o polígonos industriales. Solans ha gestionado el Incasol tratando de que no fuera deficitario. Hay quien asegura que esto es bueno porque no engorda la deuda; otros opinan que la función de un organismo público no es precisamente hacer negocio.

Sus amigos dicen que es minucioso y detallista. Sus enemigos prefieren calificarle de puntilloso.