"A veces, nos daban papel higiénico"
"Ha sido un poco horrible", declaró, tras ser liberada, Victoria Moreno, una de las dos mujeres españolas secuestradas durante siete días en el avión junto a 155 pasajeros del Airbus 300 de la compañía Indian Airlines. En sus primeras declaraciones, Moreno relató que su estancia en el avión durante una semana se produjo en "condiciones no humanas y casi todo el tiempo sentados. Los servicios estaban innundados de porquería", relató Moreno a la cadena SER el pasado viernes. La viajera secuestrada, que vive en Ibiza con su novio, Carlos Nelson, afirmó que los secuestradores no les dieron mal trato, "pero a veces parecía un poco cómico, porque hacían como si fueran nuestros amigos en quienes podíamos confiar. Estaban vigilándonos. Supongo que unos descansaban y otros estaban en la cabina del piloto. No podíamos mirar mucho; no se nos permitía".
La española liberada explicó que "en los momentos de peligro los hombres tenían los ojos vendados. Las mujeres, no. Los momentos de peligro era cuando había algún inconveniente. Nos hacían bajar la cabeza y no hablar. Nos sabíamos bien cuál era el peligro".
Los rehenes no se enteraron durante su cautiverio de que los secuestradores habían matado a un viajero. "Nos enteramos hoy de que uno había muerto", dijo Victoria Moreno.
"Teníamos que levantar la mano y pedir si podíamos ir al lavabo y nos proporcionan, a veces, papel higiénico. Comida, unos días había y otros no. Más o menos siempre era la misma comida. Pollo y pan casi todos los días y alguna vez leche y alguna bebida refrescante. El agua escaseaba", explicó Victoria Moreno.
La turista española secuestrada por guerrilleros islámicos afirmó que "la calefacción se estropeó dos días o tres, y por la noche tuvieron que abrir las puertas porque no había ventilación. Estamos con muchísimas ganas de estar con nuestas familias. Mi madre esta aquí al lado y me dice que por favor vaya con ella", dijo Victoria Moreno.
Otra de las pasajeras retenidas, Anna Lloret, vecina de la localidad leridana de Mollerussa, declaró que el comportamiento de la tripulación del avión "nos salvó la vida a todos". La conducta de la tripulación "fue realmente extraordinaria en todo momento, y estoy segura que ése fue unos de los factores que nos han salvado la vida a todos".
En declaraciones a la emisora Catalunya Ràdio desde la residencia del embajador español en la India, Alberto Escudero, Lloret explicó que tanto ella como su marido, Josep Maria Mayoral, se encuentran bien de salud y con muchas ganas de regresar para abrazar a sus familiares. "Lo que sí estamos es muy confusos,porque dentro del avión hemos vivido momentos de mucha tensión y hemos pasado por muchos altibajos. Ahora sólo queremos descansar y deshacer los nervios que hemos pasado".
Anna y su marido, que se encontraban de viaje de luna de miel por la India y Nepal cuando fueron secuestrados, se recuperaban ayer en la residencia del embajador español en Nueva Delhi. Sobre las condiciones que tuvieron que soportar dentro del avión, Lloret dijo que no fueron buenas debido, sobre todo, a la falta de movilidad y a que se encontraban en manos de unos secuestradores peligrosos que lo decidían todo sin dar demasiadas explicaciones a los rehenes. "Ello nos creó mucha inseguridad en todo momento y no sabíamos cómo se iba a acabar el mal sueño", añadió.
Lloret, que es psicóloga de profesión, también quiso agradecer el papel que han tenido las autoridades de la India y de Afganistán en la resolución del secuestro.
La psicóloga liberada relató que, dentro del avión, los 155 rehenes tuvieron que pasar todas las horas que permanecieron secuestrados en sus respectivos asientos. Anna Lloret explicó que la relación con los secuestradores fue nula, ya que éstos apenas utilizaron el idioma inglés para comunicarse entre sí, dijo Anna Lloret. "Nos limitamos siempre a acatar sus órdenes".
Respecto a la existencia de supuestas diferencias entre los secuestradores, Lloret afirmó no haberse percatado de esa circunstancia, "porque no los entendíamos y casi nunca hablaban entre sí delante nuestro". El hecho de ser occidental tampoco supuso un trato diferente con relación al resto de los pasajeros, en su mayoría originarios de la India.
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