Política de saldo

NEGRITASParece como si los políticos de Jaén creyeran que el efecto 2000 les va a dejar la mente hueca de ideas. De no ser así no se explica el aluvión de proyectos que, a bombo y platillo, han sido presentados deprisa y corriendo en los últimos días del 99. Son los populares los que se llevan la palma. Primero fue Gabino Puche el que se descolgó anunciando una inversión de 16.000 millones en tres años para conectar Jaén con la alta velocidad ferroviaria. Menos mal que en esta ocasión Puche no comprometió esta actuación diciendo que si no era verdad a él lo hacían obispo de Cuenca, como se descolgó en una ocasión. Quizá porque él mejor que nadie sabe que en esta provincia el desmantelamiento del ferrocarril ha llegado a unos niveles que, por no haber, no hay ni tren de la bruja.Otro compañero de partido, el alcalde Miguel Sánchez de Alcázar, hizo ayer doblete: Primero firmando con el viceconsejero de Turismo, el andalucista Francisco José Aguilera, el convenio para construir un espacio escénico en el castillo de Jaén y, luego, para suscribir con el Estado la tan ansiada reversión del edificio de la vieja cárcel.

Por cierto que este acto, celebrado finalmente en Madrid y no en Jaén como estaba anunciado, no ha escapado a las murmuraciones políticas, pues se especula con que el secretario de Estado de Economía, Cristóbal Montoro, no quisiera venir a Jaén por las tensiones que se viven en el PP de Jaén por la confección de las candidaturas, donde él -jiennense de nacimiento- parte con ventaja con respecto al cada vez más devaluado Puche.

En la otra esquina, la del PSOE, se cerró el año con la foto de familia de los integrantes de las candidaturas a las generales y autonómicas, donde el incombustible Gaspar Zarrías vuelve a estar ( y ya van...) en primera línea de fuego. Antes Zarrías, junto al consejero de Salud, José Luis García de Arboleya, empeñó su palabra en que el hospital de la Sierra de Segura, la comarca más alejada de la capital, será una realidad para 2003.

Anotado queda el compromiso, y bien que se lo agradecerán las parturientas de Santiago de la Espada que dejarán de traer niños al mundo en medio de alguna cuneta o en manos de algún taxista -todos en ese municipio son medio comadrones- por no llegar a tiempo hasta el hospital de Úbeda, a más de dos horas de camino. Ojalá ese cúmulo de proyectos, que es como una política de saldo, se mantenga en el año 2000. Entonces Jaén irá como una moto.

GINÉS DONAIRE