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KOTE CABEZUDO FOTÓGRAFO "El límite entre desnudo, erotismo y pornografía está en cada mente"

El fotógrafo Kote Cabezudo (San Sebastián, 1948) acaba de publicar Foto-erótica 2, su primer libro monográfico sobre el desnudo masculino, que se distribuirá por toda Europa. Un total de 80 fotografías en blanco y negro conforman esta publicación, que ha levantado todo tipo de reacciones entre el público más conservador o menos abierto a un género que todavía sigue siendo tabú para muchos. "El límite entre fotografías de desnudo, eróticas o pornográficas está en la mente de cada uno. Creo que depende de la educación", responde el artista.Cabezudo, quien en ocasiones anteriores ha trabajado la fotografía de desnudos femeninos, realizó este trabajo por encargo de una editorial holandesa con delegación en Barcelona. "Tratar del desnudo masculino o femenino me daba igual en principio, porque lo que a mí me gusta es la fotografía del cuerpo humano", afirma. Pero reconoce que el retrato anatómico del hombre se acepta con más dificultades.

El artista se puso en contacto con conocidos suyos y con una agencia de modelos de San Sebastián, habló con sus profesionales y les explicó el proyecto. "Algunos se negaron", reconoce, "otro aceptó participar siempre y cuando no figurara su desnudo integral, pero la mayoría entendieron perfectamente el trabajo".

El proyecto le mantuvo ocupado durante más de cuatro meses. En las páginas se suceden ahora instantáneas que muestran la búsqueda persistente de Cabezudo por la belleza. "Por eso", reconoce, "las gamas de edades de las personas que retrato están entre los 18 y los 25 años". Por eso, prefiere los modelos o gente de la calle de cuerpos armoniosos. Todas las fotografías fueron realizadas en el propio estudio del artista. Los exteriores para un cometido como éste representan "muchas dificultades en este país. Si ya el desnudo no es fácil, si casi en el año 2000 sigue siendo un tabú, es mucho más complicado retratarlo en las calles. Te la juegas, puede pasar alguien y denunciarte".

El autor reincide en este libro en su preferencia por el blanco y negro, aunque en esta ocasión por encargo de la casa editora. En la época en la que comenzó a interesarse por la fotografía, cuando tenía 12 años, apenas se utilizaba el color. "Eso me ha influido mucho", explica, "y me ha llenado tanto que siempre vuelvo al blanco y negro. Creo que a la gente le hace pensar mucho más. En color vemos las gamas, pero con el gris nos las tenemos que imaginar y creo que tiene eso de magnetismo".

Cabezudo no es paisajista, aunque entre sus trabajos figuran estampas de este tipo. Lo suyo es la figura humana, los retratos. Y asegura que en ello tiene mucho que ver su trayectoria médica. Incluso la consulta de dentista y su laboratorio fotográfico de revelado se sitúan en un mismo piso, sólo separados por una puerta en la que se alerta: "Privado". En su interior, fotografías de las candidatas a miss Guipúzcoa ofrecen una idea del trabajo que ha centrado su actividad durante los últimos siete años. Instantáneas de mujeres desnudas confirman su aprecio por la anatomía humana como fuente artística de inspiración. Precisamente por estos conocimientos busca "el reflejo de ese momento de tensión o relajación en los músculos, en las estructuras óseas".

Cabezudo tiró unas 3.000 instantáneas para seleccionar las 80 que integran el libro. Es autocrítico con este trabajo, cuyos beneficios irán a parar a una entidad benéfica y afirma que quizá "peca de poca variedad. No de variedad de tema, porque he procurado que cada sesión no se pareciera a la anterior, sacar todo el jugo a cada imagen, sino de no romper demasiado de una fotografía a otra".

La publicación sale al mercado en dos ediciones y seis idiomas y ve la luz antes que otro monográfico sobre el desnudo femenino para la misma editorial que, sin embargo, se gestó con anterioridad.

El artista se siente más cómodo retratando el cuerpo de la mujer. "Me hallo mejor, porque de tanto hacerlo lo domino en cuanto a iluminación y otras cuestiones". Precisamente, ha aplicado estos conocimientos a su trabajo con los modelos, para destacar las características de sus cuerpos, sus sombras o los tonos de sus pieles. Ahora los protagonistas se ven a sí mismos y "valoran el trabajo como fotografía", aunque algunos, dice Cabezudo, "empiezan a pensar que tienen que enfrentarse a que la gente les vea".

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