_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Megalómano

JAIME ESQUEMBRE

Hace años, cuando no se conocía muy bien el funcionamiento de la democracia, la directiva de la Unión Musical de Benidorm se dirigió al Ayuntamiento de la localidad turística en reclamación de uniformes para los músicos. El entonces concejal de Cultura por el Grupo Independiente, Vicente Pérez Devesa, hoy alcalde del PP, aprovechó la ausencia del titular de la alcaldía para exigir una audición en exclusiva para determinar la calidad de las interpretaciones y, a partir de ella, la convenciencia o no de realizar la inversión. De la nota del examen, y del acierto en la elección de las piezas, dependería pues que la banda sonara uniformada o de paisano.

Eran, repito, los inicios de la democracia, cuando todavía los vicios de un sistema totalitario contaminaban la labor de los políticos de derecha. A fuerza de tesón, razón y bofetadas, Pérez Devesa renegó de sus ramalazos autoritarios y se convirtió a la democracia, gesto que le ha permitido sobrevivir a media docena de partidos hasta recalar en la alcaldía de su pueblo.

Veinte años después, otro concejal de Cultura, también del PP, ha decidido emular a aquel Pérez Devesa asilvestrado que consiguió enemistarse con los devotos de Santa Cecilia. Se trata de Pedro Romero, concejal de la cosa en Alicante y periodista, mal que nos pese a muchos.

Romero anda a la greña con el director de la Orquesta Sinfónica de Alicante, que se creó hace unos años a iniciativa suya. En su megalomanía sin límites, este concejal mantiene el convencimiento de que las ideas están sujetas a derechos de autor, y ahora pretende cobrar royalties.

Resulta que como el directivo le ha salido contestatario, ha decidido sustituirlo, sin caer en la cuenta de que se trata de una entidad privada, aunque viva y dependa de las subvenciones.

"La Orquesta Sinfónica es mía, porque yo la creé, y después de los alicantinos", declaró ayer el ínclito munícipe. Lo peor es la creencia de que le asiste la razón, cuando lo que precisa es someterse a un programa de choque de desintoxicación antiabsolutista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_