Detenido un ex boxeador de Sueca por matar a un hombre en una riña
La pegada de Marcos Muñoz, un ex boxeador de Sueca de 23 años, acabó el pasado domingo con la muerte de un hombre de una treintena de años de edad. Ocurrió en una reyerta por una venganza personal cerca de una discoteca. Muñoz acudió allí en busca de su víctima, uno de los cinco hombres que horas atrás le habían propinado una paliza, según explicaron fuentes del caso. El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Sueca ordenó ayer su ingreso en prisión.
Dos certeros puñetazos y una patada del ex boxeador tumbaron a su contendiente. La pelea se produjo sobre las 17.00 en la zona de locales de ocio de Les Palmeres de Sueca, junto a la discoteca Barraca. La víctima, de unos 30 años, no se volvió a levantar. Los médicos del SAMU que se desplazaron al lugar no lograron reanimarle.La Guardia Civil detuvo a Muñoz unas horas después. En la tarde de ayer, tras interrogar al ex boxeador y a los testigos que presenciaron la agresión, el juez de guardia de Sueca ordenó su ingreso en la prisión de Picassent.
Los ex compañeros del acusado en el club de boxeo de Sueca relataron ayer que todo empezó el domingo por la mañana, cuando discutió cerca del bar Melero de Sueca con un joven "que le hizo gestos obscenos con un dedo". "Ves-te"n d"ací, que no vull abusar de tu", le replicó Muñoz, según sus amigos.
Poco después, este joven regresó con otros cuatro amigos y sorprendió al ex púgil mientras se encontraba en su vehículo con su compañera en el aparcamiento de la discoteca Villa Adelina. "Lo sacaron del coche", detallaron los amigos de Muñoz, "y le pegaron una paliza". Después de marcharse a casa para curarse, cogió el coche y volvió a buscar a sus agresores. Sobre las cinco de la tarde divisó a uno y lo convirtió en el blanco de sus golpes.
Un púgil muy técnico
Pero los boxeadores amigos de Muñoz sostienen que los puñetazos y patadas no fueron letales: "[La víctima] se golpeó la cabeza al caer con un pilón", repiten. Reclaman datos exhaustivos de la autopsia para conocer si el fallecido "estaba debilitado por el consumo de drogas de síntesis".
A su antiguo entrenador, Fernando Riera Ros, tampoco le cuadra que los golpes de su ex pupilo acabaran con la vida de este hombre. Riera, un ex boxeador que compitió en unos Juegos Olímpicos en los setenta y que regenta en Sueca uno de los gimnasios y clubes de boxeo más populares en la formación de púgiles, insiste en que Muñoz era "un boxeador muy técnico que competía en los pesos ligeros y que no se caracterizaba por una fuerte pegada". Le parece extraño que "pudiera tirar a alguien al suelo con sus golpes".
Marcos era, en palabras de su ex entrenador, uno de los boxeadores con un futuro más prometedor de Valencia. Empezó a entrenar a sus órdenes con menos de 10 años, formó parte en la selección valenciana de púgiles aficionados y se quedó a un paso del boxeo profesional, al combatir en la categoría neoprofesional.
"Me lo he criado yo", aseguraba ayer el hijo de Riera, compañero de entrenamientos de Muñoz en Succa y ex campeón de España profesional en la categoría superwelter.
Su última pelea -en un ring- se celebró en octubre. Pero Muñoz había decidido recientemente cambiar los guantes por la paleta y trabajar con su padre en la construcción. "Tenía que haber acudido a la Guardia Civil", lamenta Riera, "es muy joven e inconsciente".
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