¡A Belén txikillos!

JAVIER MINA

Ya está todo dispuesto para ofrecerles el belén que, como viene siendo tradicional, adorna cada Navidad el capitel de esta columna. Sólo que este año el casting se ha visto enrarecido por los titubeos de cierta ley de Extranjería que ha impedido contar con palestinos y negros del Afroáfrica aunque no de Afroamérica, pero no es lo mismo. Ni siquiera las reales credenciales de los Magos de Oriente han surtido efecto, ya que lo suyo no era propiamente turismo o viaje, pues sólo por pasar ya estaban trabajando y para eso las autoridades exigen un permiso y mucha estancia acumulada. Además, casi se arma la gorda porque les acusaban de traer de matute oro, incienso y mirra. De nada ha servido que arguyeran el Airtel; para el caso hubiera dado lo mismo que trajeran telepizzas porque si los extranjeros no pueden ni traerse, ¿cómo iban a traer nada? Al final los han aparcado en Calamocarro y se ha tenido que echar mano de lo que había, o sea de un personal no por autóctono peor dispuesto.

De Virgen va la consejera Zenarruzabeitia, por su óvalo románico y perfil antiguo así como decidido sentido de la anticipación europeísta que la convierte en norte de las vírgenes prudentes, ¿o no se desvive para que Euskadi cumpla antes que España los criterios de convergencia? A su lado Madrazo, Madrazo de San José, porque además de probar lo gran carpintero surrealista que es y lo poco que le importa que todo lo haga el Espíritu Santo, no le inmuta que los ratones del Califa, digo del portal, le estén royendo los calzones. ¿De Niño Jesús? Estaba previsto el niño balsero Elián pero el sinpapelismo y el follón que hubiera supuesto meter a otro Estado en el ajo lo desaconsejaron. Más vale que se ha podido contar con Arzalluz, ya que al ser Dios también es su Hijo.

Completan el Misterio, la mula y el buey transgénicos, como cuadra al 2000, pero con ser uno mitad buey y mitad mula y el otro viceversa ha recaído en sendos clones de Almunia el honor de representarlos, porque nadie encarna mejor el mugido y la obstinación. El ángel que hubiera tenido que gravitar encima del pesebre ha sido convocado a Belén por haber exhibido un cartel de "El Nacimiento va bien" en vez del preceptivo In excelsis Deo. Por lo que respecta a la estrella de Oriente parece que se ha encargado Arias Salgado debido, dicen, a un brillante pelotazo, pero sobre todo al hecho de que los Reyes Magos hayan acabado en Calamocarro en lugar de Nazaret. ¿Se habrá estado entrenando en Barajas? En cuanto al chabisque en sí, hay que señalar que es de VPO y viene con la paja esponsorizada por una Telefonica sin acento, pero con mucha stock option.

De primer postrado ante el Niño está el propio Arzalluz pues siendo el Padre y el Hijo ¿cómo no iba a ser el inicial? Detrás, pugnan por acercarse los pastorcillos Iturgaiz y Redondo, ése con un tarro de miel, éste con la zambomba, pero se lo impiden Anasagasti y Egibar que traen quién su txistu quién su txistorra, pero al chocar los mensajes implícitos en sus presentes bloquean el acceso a la Gloria. La neófita Errazti de EA arrastra la gallina Turuleta. En un recodo del camino se agrupan, mujeres, las figurillas rotas. También los críos que a base de escayola de maltrato ya parecen más figuras que personas. A lo lejos, re-Arzalluz, un poco ya ángel exterminador, anuncia a los pastores la buena nueva, sólo que al salirle un exabrupto cínico sobre a quién le alegraría más que estallaran determinadas furgonas-bomba les ha dejado patitie-sos. Tras unas matas, el humilde cagoncillo deposita bajo sus nalgas todo un arsenal atómico, los reflejos de la luna delatan la blanca pelambre de un Yeltsin eufórico; ¿pensará en el vodka o en los chechenos?

De allende las palmeras nos llegan los trillados trinos de los tres tenores y de los charcos de ranas el croar de los opinadores trileros, únicos bichos del belén con los teletubbies, pokémones y patos de marea negra. El frío lo ponen las pistolas, y la nieve, la cloratita. Afortunadamente de calor tenemos el solidario y resistente en su oposición a la violencia. Que ni el turrón les cave las caries ni el cava los higadillos. ¡Feliz consumo, amigos!