De profesión, jefe
De todos es conocido ese decálogo un tanto humorístico que termina diciendo: "El jefe siempre tiene razón, aunque no la tenga". Parece ser que, si no todos, muchos (más de los que sería deseable) cumplen con estos mandamientos sin el más mínimo esfuerzo. Es entonces cuando me viene a la cabeza lo de la "erótica del poder". ¿Qué tendrá el mando, que quien lo ejerce se olvida de su principal papel en este, nuestro planeta, ser persona?Cuanto más me muevo por el mundo, más veo casos de jefes que llevan a cabo su profesión sin "la debida formación". La preparación que debe caracterizar a un jefe nada tiene que ver con masters, cum laudes, etcétera, tiene que ver con la calidad personal del sujeto en cuestión. Quizás sería muy de agradecer que los formadores de estos "futuros" jefes hicieran hincapié en la asignatura: "Ética del poder"
Ahora que es tiempo de navidad, de pedir un deseo, voy a pedir uno muy especial, pero sobre todo muy del todo necesario: que en el 2000 se acaben los jefes-dinosaurio, los que confunden autoridad con autoritarismo. Los que, en resumidas cuentas, se olvidaron de que son y somos personas.- .
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