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Una familia entre tiburones

El zoo instala un belén submarino rodeado de escualos

Javier y Esteban son dos de los buceadores con los que el aquárium de Madrid cuenta. Sin otra protección que la de sus equipos, al mediodía de ayer se zambulleron en el enorme estanque donde nadaban a sus anchas diez inquietantes tiburones, al menos cinco rayas, varios peces limón y otros parientes de los temibles escualos. Piano pianito, sin prestar demasiada atención a los silenciosos animales marinos, colocaron sobre el lecho del estanque tres plataformas de metacrilato pintadas con colores vivos; en ellas surgían las efigies sencillamente trazadas de Jesús, María, José y de los tres Reyes Magos. Por tercera vez en los últimos años, quedó así instalado el Belén Submarino del zoo de Madrid, en la Casa de Campo. En 15 minutos, la tarea de los submarinistas quedó culminada. El belén permanecerá allí sumergido, a 26º, hasta el fin de las navidades."No suelen atacar a las figuras del belén", explica Pedro Areitio, de 34 años, licenciado en Veterinaria por la Complutense, buceador y responsable del aquárium. "Estos diez tiburones", dice mientras señala a una hembra de mirada heladora, 2,5 metros de longitud, lomo grisáceo y aletas elegantemente erguidas, "son de las especies nodriza, toro y gris; los nodriza proceden de Guadalupe, en el Caribe, y los demás, de los cayos de Florida".

No se sabe con exactitud la edad de los temidos elasmobranquios escualiformes. "Los que llegan a los zoos vienen creciditos y, los nacidos en cautividad, en raras ocasiones sobreviven", explica el veterinario. "Sin embargo, en alta mar se desarrollan técnicas de marcaje visible sobre sus lomos, que permiten averiguar sus edades. Por lo general", agrega, "creemos que viven entre veinte y treinta años". Los tiburones están distribuidos entre 370 especies distintas. "Los más peligrosos", explica Areitio, "pertenecen a catorce de estas familias y entre ellos figuran el blanco, el mako y el tigre", precisa. Tienen tres filas de dientes que renuevan cada mes. "Otro ejemplar voraz es el pez martillo; en cuanto a las rayas (que emiten descargas eléctricas), son primas carnales de los tiburones, por eso conviven bien en esta piscina". Comen merluza y calamares dos veces por semana. Además, les administran vitaminas y un compuesto a base de yodo, para fortalecer su osamenta cartilaginosa."No son animales inteligentes, como los delfines. Los tiburones pueden llegar a asociar determinadas señales con la alimentación, pero poco más. Lo que destaca de ellos es que se trata de animales muy poco evolucionados", subraya, "porque se adaptan muy bien". Ejemplo de tal adaptación era, ayer, el manso navegar de los tiburones junto al tranquilo belén, ante la fascinación de algunos niños. Que la paz dure.

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