Un corazón cronometrado
Las categorías inferiores del Cádiz cuentan desde el año pasado con un sistema de entrenamiento que ha mejorado el rendimiento físico de 110 jóvenes futbolistas aficionados entre un 15% y un 20%. El método no lo ha diseñado ningún centro deportivo de alto rendimiento ni el equipo físico de un conjunto de talla mundial, sino un profesor de Educación Física de la Universidad de Cádiz, Jorge Amar, con la ayuda de cuatro estudiantes de la Facultad de Educación del campus de Puerto Real. Y presenta óptimos resultados. Amar ha perfeccionado unas conductas de preparación individualizada y personal durante los cinco años que ha empleado en elaborar su tesis doctoral. La puesta en práctica de sus estudios teóricos ha proporcionado un incremento inusual del rédito corporal y competitivo a los futbolistas. "Todos estamos encantados con el funcionamiento de este método, que analiza las características individuales de cada jugador y las explota en función de las posibilidades de su edad", detalla Amar, quien dedica más de 10 horas semanales a la preparación física de las jóvenes promesas de los equipos del Cádiz B, Balón Aficionados, Cádiz Juvenil, Balón juvenil, y Balón cadete.
Bajo el proyecto Valoración funcional de jugadores amateur de fútbol, Jorge Amar ha diseñado una programación física a todos estos chicos, con edades comprendidas entre los 12 y 19 años. "La clave está en llevar al máximo la individualización de cada jugador, pero sin romper la dinámica del deporte en equipo", explica este doctor en Medicina y Premio Nacional de Investigación.
Para sacar el mayor provecho a cada deportista, el grupo de investigación Gavelo, dirigido en esta tarea por Jorge Amar, somete a los jóvenes a sucesivos test de fuerza, velocidad, flexibilidad y potencia aeróbica. De los datos extraídos de estos análisis, obtiene información detallada sobre el consumo máximo de oxígeno, la velocidad aeróbica máxima, el umbral anaeróbico, el tiempo de recuperación, la frecuencia cardiaca máxima...
Todos estos parámetros, obtenidos gracias a la ayuda de pulsómetros y microprocesadores que determinan la gráfica de frecuencia cardíaca, son analizados minuciosamente por Amar, con la colaboración de los estudiantes Jesús Medina, Javier Rendón, David Mora y Raúl Estévez, a la hora de diseñar los diferentes tipos de entrenamiento personalizado de cada jugador. En el programa de preparación de los futbolistas se tienen en cuenta hasta los periodos de inactividad de las vacaciones, como si de equipos profesionales se tratase. "Así sacamos un mayor provecho de las cualidades individuales" -explica- "al tiempo que logramos que los futbolistas adquieran mayor interés por su rendimiento físico. Se lo toman más en serio cuando ven los progresos que obtienen al cabo de unas semanas". Los cálculos, en este sentido, son claros. Además del incremento en la respuesta física a corto plazo, que oscila entre el 15% y el 20 %, más que con un entrenamiento convencional de los deportes de equipo, los beneficios a medio y largo plazo se traducen en la ausencia de lesiones y una mayor proyección física de los deportistas".
Los jugadores apenas han sufrido lesiones musculares porque cuidamos mucho de no forzar el rendimiento físico. Evitamos exprimirles un año porque le cortaríamos la proyección, como ha ocurrido con tantos y tantos chavales", afirma Amar, quien se confiesa devoto de la eficacia del calentamiento: "Es la clave para desarrollar correctamente la preparación, que nos exige un crecimiento moderado y tratamiento cuidadoso del músculo.
Las ventajas de este sistema individualizado de entrenamiento, que, según Amar, apenas tiene referentes en la práctica aficionada de los deportes de equipo, permiten a los futbolistas evitar el escalón traumático que les supone el ascenso a un equipo de superior categoría porque se encuentran con el mismo entrenamiento metódico y con su ritmo personalizado: "Gracias a este sistema de entrenamiento, facilitamos el acoplamiento de los jugadores cuando se les asciende de categoría. Esto demuestra que el análisis individualizado de cada jugador le permite integrarse en la dinámica conjunta del trabajo en equipo".
El trabajo y la colaboración con el equipo de fútbol del Cádiz ha permitido además abrir el campo de proyección laboral a los cuatro estudiantes de tercer curso de Educación Física que participan en este proyecto. "Con esta nueva orientación profesional hemos ampliado las posibilidades de las facultades de educación, al menos en el caso de Cádiz, para que dejen de ser fábricas de parados", concluye.
Con este sistema se facilita el acceso de los jugadores a categorías superiores
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