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FÚTBOL 16ª jornada de Liga

Dos genios a medio gas en el Camp Nou

Rivaldo, que acabó en el banquillo, y Hasselbaink, que marcó de penalti, pasaron inadvertidos

Àngels Piñol

No fue la tarde de Rivaldo ni la de Hasselbaink. No era el mejor día para el talento. Un partido tan absurdo, tan caótico, sólo podía resolverse de rebote: de un balón chutado por Zenden que iba fuera y que la espalda de Ayala disfrazó de golazo clavándolo en la red. El Barça vive desde hace tiempo así: esperando una jugada que caiga del cielo. No ya de las botas de Rivaldo, que estuvo desconocido una jornada más -no marca desde hace 50 días-. El brasileño recibirá hoy el Balón de Oro, justo en su peor momento. Hasselbaink marcó de penalti (12 goles) pero no imitó a cualquiera. La defensa del Barça, por una vez, estuvo mejor.Hubo silbidos ante el Sparta y algunos abucheos ayer. Harto de tanto naufragio, el Camp Nou perdió la paciencia y censuró a Rivaldo en el minuto 15, cuando dio un pase de tacón a Kluivert. Menos gritos hubo cuando repitió la acción y dio el gol a Luis Enrique. Pitos, palmas: todo confundido. El público llegó a corear al brasileño al ser asistido en la banda y le ovacionó cuando fue sustituido por Simão en el minuto 72. No estaba la tarde para reproches: la grada no criticó el cambio y prefirió mimar a Rivaldo. Demasiado pensar, ya que ni siquiera queda el brasileño.

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"¿Qué le pasa a Rivaldo?", repetía después el técnico del Barça, Louis van Gaal. "Yo estoy contento con él. Tuvo un bajón después de su lesión, pero siempre contribuye a nuestras victoria". Quizá pensó en la asistencia a Luis Enrique. O en las dos que dio en Sevilla. Pero los detalles pesan. Fue el mismo Van Gaal quien avisó que el rendimiento de Rivaldo descendería si no se le mejoraba su contrato. El delantero tiene asumido que el club no cumplirá la promesa hecha hace dos años de pagarle ahora los 500 millones de pesetas que dejó de abonarle cuando fichó. Rivaldo vive dolido bajo una lluvia de premios -el sábado, el de la revista inglesa World Soccer, por delante de Beckham- ante la indiferencia del club. "No nos planteamos otro caso Ronaldo. Nadie hará la locura de pagar los 15.000 millones de su cláusula. No he visto al Rivaldo de otros días: arriesga, pero a veces nos pone nerviosos", se le ocurrió decir al directivo Joan Gaspart sobre el jugador más laureado del Barça.

No mejoró la delantera del Barça, pero sí la defensa. Hasselbaink causaba pavor. Y pronto estremeció cuando se giró en seco sobre Reiziger y lanzó un balón que Arnau, con suspense, atrapó. No dudó en el penalti y, cuando quedaban 15 minutos, estuvo a punto de robar una cesión suicida de Puyol. Rivaldo ya iba en chándal. "Los delanteros no han destacado, pero es que las defensas han estado bien, atentas y con personalidad", les disculpó Claudio Ranieri, el técnico del Atlético. Lógico. Al menos por parte del Barça, que acabó un partido loco (Guardiola, Rivaldo, Frank de Boer) con un banquillo de oro.

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