Liza Minnelli vuelve a escena con un doble homenaje a sus padres
La crítica recibe sin piedad el nuevo musical, pero sus incondicionales abarrotan el teatro
Liza Minnelli ha regresado a los escenarios rodeada de fantasmas. Su nuevo espectáculo, Minnelli on Minnelli, estrenado el miércoles, es un homenaje a los musicales de su padre, Vicente Minnelli; se desarrolla en el mismo teatro de Broadway en el que triunfó su madre, Judi Garland, y planea sobre las sombras de su más negro y reciente pasado. Liza ha decidido darse una oportunidad y demostrar que ha vencido "a los demonios" de la droga y el alcohol.
Sus incondicionales le han brindado todo su apoyo, llenando el teatro Palace de Nueva York hasta el próximo 2 de enero. Pero la crítica no ha tenido piedad. Liza Minnelli se ha subido de nuevo a un escenario porque "tenía que cumplir con una obligación", según explicó semanas antes del estreno de Minnelli on Minnelli. Quería demostrar que había dejado atrás todos los problemas que la convirtieron en perenne portada de la prensa sensacionalista. "Tengo que continuar, tengo que seguir; estoy lista y soy capaz de trabajar", anunció.Liza decidió convertir su vuelta, además, en un homenaje a su padre, el director de cine Vincente Minnelli. Interpretar y bailar canciones de Un americano en París, Brigadoon, Gigi, The Band Wagon, Met me in St. Louis y otros musicales que su padre dirigió para la Metro era, además, algo radicalmente distinto para ella. "Hacer algo nuevo era una manera de evitar comparaciones", sospechaban sus detractores, que incluso han expresado sus dudas de que Liza logre completar las 24 galas comprometidas sin recurrir a las cancelaciones tan habituales en el pasado.
La crítica ha sido implacable tras el estreno: "La voz de Minnelli se ha deteriorado", denostaba el jueves Variety. "Ella no brilla como lo hacen sus vestidos", ironizaba New York Post. "La esbelta y sexy bailarina de Cabaret se mueve ahora con tanta dificultad que los bailarines la tienen que empujar", escribía New York Daily News aludiendo al perímetro de Liza. Y prosigue: "Era muy obvio que Liza tenía problemas para recordar las líneas que Fred Ebb había escrito para ella". "Aunque todavía luce su seña de identidad, su moreno pelo cortado en forma de casco, al principio costaba reconocerla. No sólo porque ella está considerablemente más pesada, además, la dinámica Minnelli parece absolutamente sedentaria", se lamentaba The New York Times.
Ninguno de los críticos tuvo en cuenta que Liza se había planteado este espectáculo como una forma de redención personal, ni que en los últimos meses ha trabajado duramente para perder 20 kilos y poner su voz a punto. Sólo el USA Today tuvo palabras amables: "Mejora con la edad", decía en su crítica.
Pero a Liza no le ha fallado su público, que ha pagado entre 5.600 y 20.000 pesetas por volver a oírla cantar. Era tal la expectación que el día que se abrieron las taquillas se batió el récord de recaudación del primer día de ventas. Minnelli on Minnelli cuadruplicó lo que hace unos años consiguió La Bella y la Bestia. En el estreno, los fans se hicieron notar en el patio de butacas: "Te queremos, Liza", "Bienvenida", gritaban.
Liza cantó las canciones de su padre en un escenario en el que su madre actuó en incontables ocasiones en la década de los cincuenta, y en el que ella misma debutó siendo una niña. "El primer cheque que gané en mi vida lo conseguí aquí", recordó la noche del estreno. "Tenía cinco años y me dieron cinco dólares por bailar detrás de mi madre. Volver es muy especial".
Liza juega con las sombras del pasado. Proyecta escenas de las películas de su padre, fallecido en 1986, y canta una canción a dúo con una grabación de su madre, muerta en 1969. Ella misma muestra fotografías de sus días de gloria e introduce variaciones en las letras de la canciones de Vincente Minnelli, para acomodarlas a su propia experiencia: alude a sus amigos de Alcohólicos Anónimos, los días de Studio 54, sus problemas de peso...
Como dijo el crítico de The New York Times: "Cuando los fantasmas se niegan a irse, debes aprender a bailar con ellos".
Babelia
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