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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Como sea

El pasado día 24 de noviembre tuve que llamar, a las 10.30, al ambulatorio de la Seguridad Social de la calle de la Emisora de Pozuelo de Alarcón (Madrid), solicitando la ayuda de la doctora de guardia/urgencias, ya que mi esposo necesita apremiantemente su visita a nuestra casa (que está a cinco minutos andando desde el ambulatorio).Los síntomas eran alarmantes: fiebre muy alta, 40 grados; tensión alta, 20; pérdida de conocimiento, y llevaba delirando bastante tiempo.

La citada doctora se negó en rotundo a venir a visitarle; encima me comunicó que le debía trasladar desde mi casa al ambulatorio "como fuera".

Aunque me resultaba imposible trasladarle, ya que vivimos los dos solos en una vivienda unifamiliar de dos plantas y el cuadro clínico que presentaba mi esposo era semiinconsciente debido a su enfermedad y no se le podía mover.

Ante las persistentes llamadas que hice al citado ambulatorio, la doctora autorizó que una ambulancia le viniera a recoger para llevárselo a la clínica Puerta de Hierro.

Hora: 11.15.

El volante firmado por la citada doctora para la ambulancia lo tuvimos que ir a recoger al ambulatorio, ya que nadie me lo podía traer.

Menos mal que pudo venir un familiar a ayudarme e ir a por ello, ya que si no me hubiera sido imposible ir al ambulatorio y esperar al mismo tiempo a la ambulancia.

Pasaba el tiempo y la ambulancia no venía; volví a llamar al ambulatorio repetidas veces y a la centralita de las ambulancias (allí me dijeron que ya habían dado el aviso a una ambulancia y que no tardaría en llegar).

No llegó hasta las 12.30.

El conductor de la ambulancia, cuando llegó, nos comunicó que le acababan de dar nuestra dirección en su empresa y venía solo, y al subir a ver a mi esposo para llevárselo, no le pudo mover de la cama.

En vista de ello tuvo que llamar a su empresa para que le enviara a otra persona (conductor de otra ambulancia) para ayudarle a bajar al enfermo a la ambulancia (que mientras éste ayudaba al que vino primero dejaba sin atender seguramente a otro enfermo que necesitaba su ayuda).

Total, que entre unas cosas y otras eran las 13.00 y seguíamos en casa. Por fin, le consiguieron bajar del piso y llegamos a las 13.30 a la clínica Puerta de Hierro (urgencias).

Mi esposo permaneció ingresado dos días (salió el día 25 de noviembre, a las 21.30).

El motivo de escribirles es para presentar una queja contra todo este sistema, que es capaz de abandonar a un enfermo grave y sin importarle lo más mínimo, pagando lo que pagamos a la Seguridad Social durante toda nuestra vida profesional.- . .

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