La Junta cierra una residencia en Armilla por la "insalubridad y desnutrición" de los ancianos
La Delegación de Asuntos Sociales de Granada decretó el pasado 2 de diciembre el cierre de la residencia privada de ancianos El Pájaro Azul, en Armilla, por considerar que no cumplía los requisitos sanitarios ni higiénicos exigidos por la Junta. Los inspectores de Asuntos Sociales constataron, meses antes, la situación de "desnutrición, suciedad y hacinamiento" que sufrían los 17 residentes y llegaron a encontrar excrementos en los dormitorios. Para evitar la oposición de los familiares, la Junta no les comunicó el cierre hasta que hubo hecho efectivo el desalojo.
La delegada en Granada de Asuntos Sociales, María José Sánchez, considera justificada esta omisión "para evitar tensiones y que los familiares volvieran a oponerse el cierre" de El Pájaro Azul. La Junta ya intentó el pasado junio clausurar cautelarmente el centro. Los familiares, que fueron entonces advertidos previamente, impidieron el desalojo porque consideraban "ejemplar" el trato recibido por los ancianos en la residencia.También en junio, un juez denegó a Asuntos Sociales una orden de entrada en la residencia, por considerar infundadas las razones para el cierre.
El pasado 2 de diciembre, la Junta avisó a los parientes sólo cuando el desalojo aprobado por el juez fue ejecutado. Según Sánchez, la primera reacción de los familiares fue de "inquietud" ante el cierre. "Pero cuando se les explicó el proceso y las alternativas de nueva ubicación se tranquilizaron", señaló.
Sánchez aclaró que la normativa autonómica "obliga y permite a Asuntos Sociales" intervenir en estos casos. "Lo que no podemos es volver a dejar las medidas sin ejecutar". Además, añadió, "12 de las cinco familias sabían desde el pasado mes de junio que la residencia se encontraba en un proceso de cierre".
La mayoría de los 17 ancianos, que padecen diferentes tipos de demencia, han sido realojados en residencias de Huéscar, Padul y Huétor Tájar.
Asuntos Sociales comenzó a investigar en mayo la situación de El Pájaro Azul, tras las denuncias realizadas por el Ayuntamiento de Armilla y una asociación de vecinos. Los inspectores encontraron numerosas barreras arquitectónicas en el edificio y carencias de infraestructuras: inexistencia de sistemas de protección contra incendios, salidas de emergencia, extintores y teléfonos. Varios de los inquilinos, en silla de ruedas, no podían desplazarse entre las dos plantas del inmueble por falta de ascensor.
La delegada de Asuntos Sociales admite que los propietarios de la residencia tenían de plazo hasta abril del 2000 para suplir estas carencias. "Si hemos cerrado antes el centro ha sido por el riesgo higiénico y sanitario que corrían los ancianos", asegura Sánchez.
Una inspección de Asuntos Sociales encontró en la residencia deficiencias en "la limpieza del salón, el suelo, las paredes y las mesas". "Hay papel higiénico y excrementos en el suelo y dos perros dentro del edificio", relata el informe. También detectó "deficiencias en la asistencia médica". Los residentes pagaban 80.000 pesetas al mes por los cuidados recibidos.
Muerte de una anciana
Cuatro días después del desalojo, falleció una de las ancianas trasladadas a la residencia San Jaime, en Huéscar. Asuntos Sociales ha asegurado que la mujer, de 82 años, falleció a causa de un infarto.
María José Sánchez negó cualquier posibilidad de negligencia en el traslado de la anciana o en su atención posterior. "Estaba muy malita. Salió de El Pájaro Azul con un informe médico y se le dio su medicación. Su propio hijo estuvo en la Delegación el día 7 para darnos las gracias porque se había atendido bien a su madre. Dijo que sabía que la muerte se debió a causas naturales".
El propietario de El Pájaro Azul, Miguel Rodríguez, ha manifestado su deseo de no hablar, por ahora, sobre el cierre de su negocio.
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