La luz y la gloria
NEGRITASAhora Málaga parece un ovni aparcado al borde del mar: está tenazmente cubierta de guirnaldas luminosas, abetos gigantes y pinos-tótem (se llaman así, en serio). La ciudad es, de punta a cabo, el reino de la bombilla. Y entre tanto resplandor navideño reluce sobre todas las cosas la poderosa autoestima de la alcaldesa Celia Villalobos. ¿Por qué? Porque el capital se humilla a sus pies municipales. Lo dice ella: los bancos hacen cola a su puerta, deseosos de ofrecerle créditos y más créditos, de llenarle las manos de dinero. Y tanta generosidad no es gratuita: se debe a su excelencia como gestora, añade la alcaldesa. "Porque antes los banqueros no querían mirarme a la cara", dice. "Ni siquiera los que habían sido compañeros de mi juventud". Qué triste. Uno se imagina a su antiguo compañero de pupitre, ya crecido, con su bigote y su corbata, paseándose por la calle Larios con el maletín lleno de billetes, y volviendo los ojos al cielo para evitar la mirada candorosa -y el sablazo- de la pobre Villalobos, y se le encoge el corazón. Pero no. Las penalidades han terminado. Ahora la alcaldesa tiene que emplear un látigo para mantener a los banqueros a una distancia razonable, y se permite el lujo de lanzar avisos a navegantes. A saber, que no se confíen las cajas locales, porque "el que mejores condiciones ofrezca, ése se lo lleva, me da igual el apellido". Ya estará Braulio Medel, presidente de Unicaja, mesándose los cabellos y preguntándose en qué falló. Pero volviendo al asunto. Villalobos hizo todas estas revelaciones en la presentación en sociedad de las cuentas municipales. Estuvo reflexiva, sentenciosa y triunfante. Una cita: "Me suspendería a mí misma en la asignatura del tráfico". Afortunadamente es una maría, señora alcaldesa. Otra: "El que ahorra y no invierte, es tonto". Claro, conviene endeudarse hasta las mismas cejas: así hace uno muchas amistades con los banqueros. O, mejor, renueva las antiguas, las que arrancaron en el colegio y se vieron dolorosamente truncadas después. Entretanto, la oposición se muestra preocupada por los presupuestos. Francisco Oliva, portavoz del grupo socialista, dijo contrito que "la alcaldesa está dispuesta a dejar el Ayuntamiento como un solar antes de irse". Lo cual, si bien se mira, podría ser una operación bastante rentable, porque aquí en Málaga el precio del suelo tiende a elevarse rumbo a la Estratosfera. O más arriba.MARÍA HERNÁNDEZ MARTÍ
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