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"El boxeo es una forma de comunicación sin palabras" RAMÓN DE ESPAÑA

Pregunta. Esta exposición que ahora tienes en Metrònom está dedicada al boxeo. ¿Qué hace una mujer tan apacible como tú en un mundo tan bestia?Respuesta. Me empecé a interesar por el boxeo hace cosa de tres años. Es un mundo muy peculiar, lleno de indeseables, pero también hay gente muy pura, gente para la que darse de bofetadas es prácticamente su única manera de salir adelante en la vida. Y también tiene un punto poético. Aunque suene a sarcasmo, el boxeo es una forma de comunicación en la que no hacen falta las palabras.

P. ¿Te fue fácil meterte en ese mundo?

R. No demasiado. Hace 20 años que vivo en Nueva York y tengo algunos contactos. Para entrar en el mundo del boxeo recurrí a un tipo que trabaja para la prensa hispana, y a partir de ahí todo fue bastante fácil. Me metí en los gimnasios y me dediqué a hacer fotos. Todo el mundo me dejó trabajar en paz.

P. ¿Conociste al gran Don King, el rey de las peleas amañadas y sin amañar?

R. No, ni ganas. Es un tipo muy poderoso y con un pasado muy sucio. Nunca se le ha podido probar nada, pero es del dominio público que lleva un par de muertos a la espalda. A uno de ellos lo liquidó a patadas, lo cual es un chiste macabro en un mundo en el que se trabaja con las manos. Don King tiene muchos apoyos, aunque sea un tipo que tanto puede ayudarte a triunfar como destruirte. La población negra está de su parte haga lo que haga.

P. Me suena a ese racismo a la inversa que ha hecho rico a Spike Lee.

R. En Norteamérica hay racismo blanco y racismo negro, eso es cierto.

P. Todo tu trabajo tiene un componente periodístico. Aún va a resultar que no perdiste del todo el tiempo durante los años que pasamos en la Facultad de Bellaterra...

R. Bueno, aquello era espantoso. ¿Cómo se llamaba aquel que era tan comunista?

P. Jesús María Rodés. Un buen profesor, pero sus exámenes orales le hacían sentir a uno como si estuviera declarando ante Beria. Acabó dirigiendo la escuela de la policía autonómica, cosa menos rara de lo que parece: a los comunistas siempre les han encantado la ley y el orden... De todas maneras, a ti no se te veía mucho por clase.

R. Yo me metí en Periodismo no porque quisiera escribir, sino porque intuía que era un camino hacia la imagen, que era lo que siempre me había interesado. Pero la verdad es que me lo pasaba mejor en el piso de la calle de Comerç con Nazario, Mariscal y toda la cuadrilla del Rollo Enmascarado.

P. Yo los conocí gracias ti, por lo que siempre te estaré agradecido. ¿Acabaste la carrera?

R. Creo que me faltan un par de asignaturas, pero da igual, la verdad. Me fui a Nueva York en 1980, con un billete sólo de ida, y nunca se me ha ocurrido volver para terminar Periodismo.

P. ¿Y qué pintaba en la Gran Manzana una chica de Yurre, provincia de Bilbao?

R. Bueno... Yo quería ver cómo era la capital del imperio, el equivalente de lo que fueron Madrid o Londres en siglos pasados. Nueva York era para mí como el Vaticano del mundo del arte. Algunas cosas me gustaron, otras no, y ya voy para veinte años.

P. ¿Tienes la nacionalidad?

R. Nunca la he querido. Me basta con la carta verde. Para conseguirla tuve que marcarme un matrimonio blanco con un artista local. Él se casó conmigo y yo le financié un semestre en una escuela de arte. Ahora le van las cosas muy bien y es de las pocas personas que puede pagar los alquileres de Manhattan. Aunque sigue siendo un roñoso.

P. Tú vives en Brooklyn, ¿no?

R. Dale las gracias a Rudy Giuliani. Desde que es alcalde se han disparado los precios de los alquileres en Manhattan. Eso sí, donde viven los ricos todo está muy limpio y ordenado. ¡Fuera la chusma de Times Square! Pero te vas a Harlem o al Bronx y las cosas están peor que nunca.

P. Ahora tienes un matrimonio real, ¿verdad? Y una hija.

R. Sí, supongo que tengo de todo. Un marido profesor que se llama Steve y una niña china adoptada que atiende por Ava.

P. La verdad es que nunca te imaginé embarazada.

R. Siempre me dio cierta prevención. Es como una mutación y pareces un efecto especial. Además, a mis años había que recurrir a unos costosísimos tratamientos de fertilidad.

P. La medicina americana es para los ricos. Billie Holiday se desangró a las puertas de un hospital porque era negra y no tenía un céntimo. Francesc Torres mantiene que allí están muy convencidos de vivir en la tierra de las oportunidades. Así que si no las aprovechas es porque eres un imbécil o un vago y te mereces todo lo que te pase.

R. Más o menos.

P. Pero sigues allí. ¡Veinte años viviendo a salto de mata!

R. La verdad es que empiezo a estar algo cansada, aunque haya más becas que aquí. Pronto empezaré a dar clases. Y tal vez algún día vuelva a España. En la vida no hay nada definitivo, ¿no?

P. También los boxeadores se retiran.

R. Como te decía antes, el boxeo es la única oportunidad para cierta gente. Especialmente negros e hispanos.

P. ¿Conseguirá Hillary Clinton su escaño para el senado?

R. Lo dudo. Giuliani es odioso, pero es de Nueva York. A mí me cae bien Hillary, no creas. En cualquier caso, la prefiero al calzonazos de su marido.

P. Pobre, ha tenido muchos problemas.

R. Ése lo aguanta todo. Es un caso paradigmático de político profesional, de tipo que hará lo que sea para no abandonar el sillón. No ha cumplido ni una sola de sus promesas.

P. Pero comparado con Giuliani...

R. Hombre, comparado con el hombre que censura exposiciones, cierra bibliotecas, corta las subvenciones a los artistas y da permiso a la policía para que sodomice emigrantes con palos de escoba... Supongo que sí, que comparado con alguien como Giuliani, Clinton es la monda.

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