Miren Azkarate
En la Universidad del País Vasco, los allegados y los alejados decían de Miren Azkarate (Bergara, 1955) que habla un euskera perfecto: suave y claro, gramaticalmente estricto, con las dosis exactas de expresionismo cotidiano y la solvencia natural que otorga la inteligencia. Porque el idioma traduce las ideas y les pone nombre y adjetivo. Son asuntos que no van solos. Así que los allegados le cedían en la UPV felizmente la interlocución pública del mismo modo que los alejados la acogían con inquietud. La expresión es el mejor vehículo de la convicción. Pero la convicción nace de las ideas. Y Miren Azkarate tiene, sobre todo, ideas y un almacén repleto de energía laborable.Miren Azkarate es profesora titular de Filología Vasca en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación y Pello Salaburu la reclamó para el Vicerrectorado de Euskera, que él mismo dejaba para trasladarse al despacho de rector. Hizo la mitad del camino, porque la reestructuración del equipo le condujo hasta el Vicerrectorado de Profesorado, un hueso duro de roer, algo así como el departamento de personal de una institución singular con 6.000 empleados (profesores), estatus particulares y relaciones muy dispares. Una maquinaria demasiado pesada sobre la que descansa algo tan sutil como la docencia que se imparte a unos 70.000 alumnos.
Miren Azkarate parece destinada a la gestión del material sensible: el euskera y el personal son asuntos que reclaman tanta decisión como tacto y escapan a la frialdad documental de los asuntos administrativos. Son temas polémicos. El euskera, demasiado sometido al debate ideológico, reclama la misma determinación en su implantación racional que en su desarrollo gramatical y lexicográfico, que evite su anquilosamiento. Miren Azkarate desarrolla ese trabajo en tres frentes: la docencia, la gestión universitaria y Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca), de la que es académica de número y trabaja sobre todo en la comisión de unificación del euskera y la sección tutelar de Jagon. A Miren Azkarate no le agrada que le presenten como la primera mujer con condición de numeraria en la Academia. No le molesta, pero no le gusta que esa circunstancia resuma toda su tarea.
El tiempo es la tarea, un misterio que Miren Azkarate maneja cotidianamente y que sus compañeros de Universidad no alcanzan a descifrar. Aunque el asunto es sencillo: nadie ha inventado otra forma de ganar tiempo que robándoselo a la noche.
Y así, alargando el día se atiende la gestión del profesorado, la comisión de unificación de Euskaltzaindia, los asuntos familiares (está casada y tiene dos hijos) y aún le sobra una porción para trabajar a la vez en un proyecto de investigación (algo que los rectores y vicerrectores echan en falta con nostalgia).
La base de datos del profesorado universitario es algo así como la sala de máquinas del trastlántico de la docencia. Algo aparentemente sencillo que encierra una notable complejidad. Una lista de plazas y profesores, condiciones y circunstancias puede convertirse en un asunto casi algebraico. Miren Azkarate elaboró ese instrumento fundamental de la gestión y lo hizo en casa con su ordenador.
El placer musical
Miren Azkarate habla o maneja cuatro idiomas: euskera, español, ingles (vivió en Iowa, Estados Unidos) y francés. Cuando las obligaciones cesan y se abre paso el terreno de las devociones, gusta de zambullirse en la música clásica. La Quincena Musical de San Sebastián es una de sus citas obligadas, aunque la última edición le dejó un amargo recuerdo. Cuando se dirigía en compañía del rector y sus respectivos cónyuges, fueron embestidos por un coche de la Ertzaintza y los cuatro acabaron en el Hospital, aunque sin lesiones de especial gravedad, tras dar algunos trompos en la calzada. Paradojas de la vida: el sedante musical acabó siendo sedante hospitalario.
Cuando se celebra, el 3 de diciembre, el Día del Euskera, Miren Azkarate es una de esas personas que ejemplifican el futuro de este idioma: el trabajo, la dedicación, las ideas, la lealtad, la firmeza y el consenso. La calma de la firmeza, el silencio laborioso. Otro asunto misterioso, no menor que el gusto que ella profesa por la buena mesa sin que le deje un gramo de más en su cuerpo menudo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.