_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una tregua desaprovechada

La reina Isabel II acaba de firmar el acta de devolución de poderes a Irlanda del Norte. El Ulster ha recuperado, así, su autonomía de la que no gozaba desde hace un cuarto de siglo. El primer ministro británico,Tony Blair, refiriéndose a este traspaso de poderes, ha declarado que es un gran paso mediante el cual se hace a los políticos y habitantes de Irlanda del Norte directamente responsables de las cuestiones que les afectan. Sin embargo no dejó de reconocer que habrá que superar todavía grandes dificultades antes de que la paz sea una realidad irreversible. En todo caso, un gobierno formado por católicos y protestantes, por unionistas y republicanos ha comenzado a funcionar. Queda pendiente, no obstante, la entrega de las armas por parte del IRA antes del 1 de febrero, algo que todavía no está confirmado.El primer ministro francés, Lionel Jospin, recibirá el próximo dia 13 a los diputados regionales de Corsica Nazione, la coalición nacionalista corsa dominada por A Cuncolta Independentista, el brazo político del Frente Nacional de Liberación Corso. Según la crónica del corresponsal de EL PAÍS en París, José Luis Barbería, Jospin declaró dirigiéndose a los diputados nacionalistas corsos: "Preséntenme sus propuestas y planteamientos; vengan a verme, pero no pensando en lo que voy a decirles sino en lo que ustedes vayan a comunicarme". El portavoz de Corsica Nazione, Talamoni, ha advertido que "el gesto de Jospin no tendrá continuidad si no conduce rápidamente a una discusión concreta sobre la economía, el desarrollo económico, la evolución institucional, la lengua y el reconocimiento del pueblo corso". Esta decisión del primer ministro Jospin de abrirse al diálogo con los nacionalistas corsos no ha sido bien acogida por su ministro del Interior, Jean-Pierre Chevènement, quien ha declarado "no haber adoptado, todavía, la decisión de participar en las conversaciones". El presidente de la asamblea territorial de Córcega, José Rossi, se ha referido al ministro del Interior con estas palabras: "Las posiciones de Chevènement, jacobinas y centralistas, no se corresponden con las evoluciones deseables para Córcega. Jospin comprende mejor el problema Corso y se ha salido del esquema en el que había quedado prisionero". Y es que Jospin había declarado a finales del verano que no habría ningún tipo de diálogo hasta que todos condenasen la violencia, cosa que, sin embargo, todavía no se ha producido.

Hace un año, ETA declaró que iniciaba una tregua. ¿Qué han hecho las fuerzas políticas a partir de ese momento?. Bien poca cosa, a parte de lanzarse reproches unos a otros a través de los medios de comunicación cuando no, demonizando a los partidos nacionalistas vascos democráticos. El gobierno presidido por Aznar inició, por su cuenta, unas conversaciones secretas con ETA. Iniciativa que, como se ha visto, no contaba con la conformidad de todo el gabinete. (Parece ser que en el mismo figura un Chevènement). Conversaciones interrumpidas sin saber exactamente las causas y que no han tenido ningún resultado, como no sea el del fracaso. Finalmente, ETA se ha decidido por suspender la tregua.

¿Se ha perdido el tiempo? En opinión del diputado del PNV, González Etxavarri, la tregua era una "ocasión histórica para haber hecho algo". Y así nos encontramos con que, anunciada la suspensión de la tregua, los grupos políticos se han precipitado a mantener reuniones y entrevistas con el fin de adoptar posiciones comunes. El presidente Aznar llama a capítulo a Almunia y a Anguita. El lehendakari Ibarretxe hace lo propio. Y, a su vez, Aznar e Ibarretxe también se reúnen.Y uno se pregunta: ¿esa precipitación de entrevistas apenas conocerse la suspensión de la tregua no hubiese sido mejor tenerla al día siguiente de haberse anunciado la misma? ¿No hubiese sido más positivo -más lógico- aprovechar la tregua para formar una conjunción de todos los partidos democráticos, estatales y vascos, nacionalistas y no nacionalistas, para estudiar la situación y ver de llegar a acuerdos -al menos intentarlo- con el fin de afrontar el problema con cierta unidad de criterio? ¿Con el fin de evitar que, mientras el gobierno actuaba por su cuenta, los partidos pasaran tiempo enfrentándose a través de los medios de comunicación con descalificaciones mútuas?

El problema vasco es un problema político y hay que encontrarle la solución entre todos. Hay quienes se rasgan las vestiduras alegando que en Euskadi, los nacionalistas apenas son la mitad o poco más y que el resto está conforme con la situación actual dentro del marco constitucional-estatutario. Ésta es una gran verdad. Y es esa verdad la que da origen al problema. Si todos fuesen nacionalistas, el problema sería distinto y puede ser que se hubiese solucionado hace tiempo. Si por el contrario, en Euskadi no hubiese nacionalistas, no existiría el problema. ¡Naturalmente! Pero el problema existe y hay que afrontarlo. Democráticamente, sí. Pero hay que afrontarlo. En otras partes de Europa -Gran Bretaña con Irlanda del Norte y Francia con Córcega- donde existen problemas similares se están afrontando. Y, si se me permite, con luz y taquígrafos. Aquí, de momento, se ha desaprovechado una gran ocasión: el período de la tregua. Un año.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_